Acoso sexual en México: un delito que crece, un Estado que no responde

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Acoso sexul crece en México.

LANOTA.MX– En México, el acoso y el hostigamiento sexual avanzan más rápido que la capacidad del Estado para contenerlos. Desde 2018, estos delitos han crecido 119 por ciento, un salto que especialistas atribuyen a una mezcla explosiva: impunidad crónica, machismo arraigado, silencio social y nuevas formas de agresión digital que multiplican el riesgo.

Hoy, miles de mujeres siguen marcando al 911 para pedir ayuda. Pero la respuesta –cuando llega– es insuficiente.

UN PAÍS DONDE PEDIR AUXILIO SE NORMALIZÓ

De enero a septiembre de este año, el país acumuló 9,930 llamadas de emergencia por acoso u hostigamiento sexual. La concentración territorial muestra un patrón claro: CDMX, Chihuahua, Estado de México, Baja California y Guanajuato reúnen casi la mitad de todos los reportes.

En números absolutos, la Ciudad de México encabeza la lista, con 1,107 llamadas; le siguen Chihuahua (933), Edomex (891), Baja California (870) y Guanajuato (795).
Pero si se observan las tasas por cada 100 mil habitantes, el epicentro cambia: Colima aparece como la entidad más afectada, seguida de Chihuahua, Baja California, Sonora, Baja California Sur, Quintana Roo, Guanajuato y la CDMX.

La geografía varía, pero el fenómeno es el mismo: violencia sostenida y respuesta mínima.

UN REPUNTE QUE NO SE DETIENE

El 2025 mostró ya un aumento adicional: el promedio mensual pasó de 1,076 casos en 2024 a 1,103 este año.
Pero la comparación que alarma es la de largo plazo:

  • 2018: 504 casos promedio mensual
  • 2025: 1,103 casos
    Incremento total: 119%

El país lleva siete años sin romper el ciclo.

MACHISMO, ABUSO Y DESIGUALDAD: EL TRASFONDO

Según el Inmujeres, detrás de cada agresión hay factores estructurales que se repiten:

  • Machismo que naturaliza los “piropos”, insinuaciones y asedios.
  • Estereotipos que presentan a los hombres como incapaces de controlar su deseo.
  • Abuso de poder en trabajos y escuelas, donde horarios, exigencias y jerarquías son terreno fértil para la violencia.
  • Una cultura de denuncia debilitada, marcada por miedo, burocracia y represalias.

La consecuencia: un agresor que sabe que probablemente no enfrentará consecuencias y una víctima que teme denunciar porque puede perder su empleo, reprobar, ser difamada o ser revictimizada por autoridades y procedimientos interminables.

IMPUNIDAD: EL MOTOR DEL CICLO

La impunidad alimenta el círculo vicioso. Procesos largos, falta de respuestas, señalamiento público y protección institucional a agresores mantienen a muchas víctimas en silencio.
El mensaje que reciben: denunciar cuesta más que callar.

UNA CRISIS QUE SE EXPANDE A LO DIGITAL

A los riesgos tradicionales se suman ahora agresiones en línea: persecución en redes sociales, difusión no consensuada de imágenes, amenazas y hostigamiento directo en espacios digitales donde la velocidad y el anonimato amplifican el daño.

UN PAÍS QUE SE ACOSTUMBRÓ AL PELIGRO

Los números del SNSP no solo describen un delito: pintan el retrato de un país donde las mujeres viven en alerta permanente, donde el acoso se considera “normal” y donde las instituciones no han logrado ofrecer seguridad ni justicia.

Mientras tanto, la curva sigue subiendo. Y la pregunta que deja el reporte es tan simple como devastadora:
¿Cuánto más puede crecer un delito que nunca se castiga?

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