El caso Carlos Emilio provoca la primera renuncia del gabinete de Rubén Rocha Moya

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Protestas por la desaparición de Carlos Emilio.

LANOTA.- Carlos Emilio Galván Valenzuela viajó con su familia desde Durango a Mazatlán para celebrar su reciente graduación como chef. Con 21 años y una sonrisa amplia que, según su madre, “llenaba cualquier lugar”. 

Aquella noche del 5 de octubre, salió con sus primas al bar Terraza Valentino, uno de los más concurridos de la zona dorada del puerto.

A las 2:30 de la madrugada, entró al baño y nunca regresó. Desde entonces, nadie ha vuelto a verlo.

Su madre, Brenda Valenzuela, convirtió el dolor en búsqueda. Recorrió hospitales, ministerios públicos, redes sociales. Tocó puertas y levantó la voz: “Mi hijo no se desintegró. Alguien sabe qué pasó”. Su historia pronto se volvió símbolo de la crisis de desapariciones que azota al sur de Sinaloa.

LA RENUNCIA QUE SACUDE AL GOBIERNO

Este jueves, el gobernador Rubén Rocha Moya anunció la renuncia de Ricardo Velarde Cárdenas, secretario de Economía estatal, luego de que se confirmara que el bar donde desapareció Carlos Emilio es de su propiedad.

Reconozco su sentido de profesionalismo y responsabilidad para asumir a plenitud su compromiso personal con el esclarecimiento de los hechos”, escribió Rocha Moya en su cuenta de X, antes Twitter.

La salida del funcionario, explicó el mandatario, busca “facilitar la investigación y fortalecer la transparencia”.

Hasta ahora, el gobierno no ha informado quién ocupará el cargo de manera provisional. La noticia, sin embargo, generó un terremoto político: pocos imaginaban que un caso de desaparición derivaría en la dimisión de un secretario de primer nivel.

CATEO Y SILENCIO EN TERRAZA VALENTINO

La Fiscalía General del Estado (FGE) realizó un cateo en el bar Terraza Valentino el 23 de octubre.

Guardias nacionales cercaron el lugar mientras peritos y agentes ministeriales inspeccionaban el interior.

El establecimiento, cerrado desde hace días, se ubica en una zona turística donde decenas de jóvenes se reúnen cada fin de semana.

Vecinos del área aseguran que, en los días posteriores a la desaparición, nadie volvió a ver al personal habitual del bar. “Apagaron todo, como si se lo hubiera tragado la tierra”, dijo una trabajadora de un negocio contiguo.

UNA MARCHA POR LA VERDAD

La familia de Carlos Emilio, acompañada por colectivos de madres buscadoras de Durango y Sinaloa, convocó a una marcha el sábado 25 de octubre a las 11 de la mañana, en Mazatlán.
El objetivo: exigir que el caso no quede en el olvido y que las autoridades den resultados.

Mi hijo no es un expediente ni una estadística. Es un joven con sueños”, ha repetido Brenda Valenzuela frente a cámaras y micrófonos.

UNA CRISIS QUE NO CEDE

El caso de Carlos Emilio se suma a una larga lista de desapariciones en Sinaloa. De acuerdo con datos de la Comisión Estatal de Búsqueda, más de 5 mil personas permanecen desaparecidas en la entidad.

El gobernador Rocha Moya aseguró que cada reporte se atiende mediante operativos interinstitucionales con la participación de la Fiscalía, el Ejército y la Guardia Nacional. Sin embargo, la desconfianza ciudadana crece: madres buscadoras y colectivos denuncian que las acciones son reactivas y carecen de seguimiento real.

EL ROSTRO QUE NO DEBE OLVIDARSE

La ficha de búsqueda emitida por la Fiscalía de Durango detalla que Carlos Emilio mide 1.83 metros, tiene cabello y ojos color café, tez blanca y complexión delgada.
La última vez que fue visto vestía pantalón de mezclilla negro, playera negra con letras blancas y tenis blancos con detalles en negro.

Cualquier información puede ser clave. “Solo quiero abrazarlo otra vez”, dice su madre.
Mientras tanto, el bar Terraza Valentino sigue clausurado, convertido en símbolo del silencio y la impunidad que envuelven al caso.

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