Ilustración creada con Inteligencia Artificial.
LANOTA.MX.- El neurólogo Alejandro Andersson, director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires, destaca que incluso una leve deshidratación puede interferir en nuestra capacidad cognitiva.
“Una pérdida de tan solo un 2% de agua puede afectar la concentración, la memoria temporal y hasta la capacidad para hacer cálculos sencillos”, comenta. Además, la visión también puede verse alterada, dificultando el enfoque en textos o pantallas.
El cerebro, al no recibir suficiente agua, se ve forzado a trabajar más, lo que puede llevar a fatiga mental y reducir nuestro nivel de alerta. Esto se vuelve especialmente problemático en actividades que requieren rapidez y precisión mental. Para evitar estos efectos, se recomienda consumir al menos dos litros de agua al día, de acuerdo con Infobae.
Por otro lado, Diego Querzé, jefe de Nutrición en Enfermedades Neurológicas de Fleni, apunta que los adultos mayores son más vulnerables a la deshidratación, lo que afecta su atención y velocidad mental. También, las altas temperaturas o la actividad física pueden aumentar el riesgo de deshidratación, por lo que es importante asegurarse de beber suficiente agua durante épocas calurosas.
La deshidratación no solo afecta el cerebro, también provoca fatiga, dolor de cabeza y, en casos graves, mareos, confusión o palpitaciones. Si no se atiende adecuadamente, puede derivar en consecuencias más serias, como un golpe de calor o incluso un estado de shock, lo que requiere intervención médica urgente.
En los niños y durante el embarazo, una hidratación adecuada es clave para su salud y desarrollo. Querzé resalta que es necesario evitar que las bebidas azucaradas reemplazen el agua, especialmente en los niños, para prevenir problemas como la obesidad. En el embarazo, el cuerpo necesita más agua para asegurar un desarrollo fetal óptimo.
La mejor forma de hidratarse es a través del agua, pero en situaciones de deshidratación moderada o severa, se recomienda la reposición de electrolitos. Después de actividades físicas prolongadas o en climas calurosos, es crucial reponer tanto agua como sales minerales.
Recuerda que la sed es solo un síntoma de que ya estás deshidratado, por lo que los expertos sugieren mantener una ingesta constante de líquidos a lo largo del día. Concluye el doctor Andersson: “La cantidad de agua necesaria varía según factores como la actividad física, el clima y el estilo de vida, pero es importante escuchar a tu cuerpo y asegurarte de que esté siempre bien hidratado”.