Valentina Gilabert salió del coma.
LANOTA.MX.– El reloj marcaba la medianoche cuando la vida de Valentina Gilabert cambió para siempre. Un ataque brutal, inesperado y despiadado la dejó al borde de la muerte. Pero contra todo pronóstico, la joven ha comenzado a abrir los ojos a una segunda oportunidad. Su recuperación avanza, y con ella, la esperanza de su familia y seres queridos.
UN DESPERTAR QUE SABE A VICTORIA
En un comunicado que resonó con alivio y emoción, la familia de Valentina confirmó que ha despertado del coma inducido en el que se encontraba desde aquel fatídico 5 de febrero. Los médicos lograron retirarle la ventilación mecánica, permitiéndole dar sus primeras señales de recuperación. Aún con drenajes en ambos pulmones y un camino largo por recorrer, su traslado a la Unidad de Terapia Intermedia marca un hito en su proceso de sanación.
“Afortunadamente, su evolución ha sido positiva”, expresa el comunicado. Valentina no solo está despierta, sino que poco a poco comienza a recuperar el habla y la capacidad de deglutir. Su cuerpo se aferra a la vida con una determinación que inspira y conmueve.
UN CASO QUE SACUDIÓ A LA CIUDAD
La noche del ataque, el terror se materializó en la Ciudad de México. Marianne “N”, una influencer de 17 años, se convirtió en la protagonista de un crimen que dejó cicatrices imborrables. Valentina fue atacada con un arma blanca, sufriendo heridas graves, entre ellas, lesiones severas en una de sus manos que requirieron cirugía reconstructiva.
El 11 de febrero, la justicia dio un primer paso. Marianne “N” fue vinculada a proceso por lesiones calificadas y se determinó su reclusión bajo medidas privativas de libertad. La sociedad sigue de cerca este caso, cuestionando hasta dónde debe llegar la responsabilidad legal en un delito de tal magnitud, aun cuando la agresora sea menor de edad.
LUCHA POR JUSTICIA Y REFLEXIÓN SOCIAL
La madre de Valentina ha alzado la voz con fuerza. Pide justicia, pide apoyo, pide que el caso no quede en el olvido. Su hija no solo lucha contra las secuelas físicas del ataque, sino también contra un sistema que muchas veces ha fallado a las víctimas de violencia.
Este caso ha reabierto el debate sobre la impunidad y la aplicación de la ley a menores agresores. ¿Hasta dónde debe llegar la justicia en estos casos? ¿Es suficiente la legislación actual? Mientras estas preguntas se debaten, Valentina sigue en su lucha más importante: la de recuperar su vida.
UNA HISTORIA QUE AÚN SE ESCRIBE
El futuro de Valentina sigue siendo incierto, pero cada pequeño avance es una victoria. Hoy, ya no es solo la víctima de un ataque; es el rostro de una resistencia feroz, de una voluntad inquebrantable.
Mientras ella pelea por sanar, la justicia deberá hacer su parte. ¿Será este un caso que marque un precedente? El tiempo y la ley tendrán la última palabra. Lo que es seguro es que Valentina ha demostrado que, incluso en las noches más oscuras, siempre hay lugar para la luz.