LANOTA.- Melissa Cornejo, consejera estatal de Morena en Jalisco, decidió abrir su corazón este 17 de junio y compartir una reflexión dolorosa: “¿Debo quedarme en un partido donde el apapacho viene de un hijo presidencial y no de mis propios compañeros?”
La morenista, que recientemente protagonizó una trifulca digital con el exembajador de Estados Unidos, Christopher Landau, está considerando dejar el partido. No por lo que dijo el diplomático, sino porque sus propios colegas de bancada —según sus palabras— la aventaron a los leones.
“Tenía encima al Gobierno de Estados Unidos… y a la dirigencia de Morena”, lamentó, como quien recuerda una batalla donde los refuerzos nunca llegaron. Pero eso sí, agradecida con José Ramón López Beltrán, quien le dio un espaldarazo que ella calificó como “un cariñito de AMLO”. Porque aquí, el aprecio familiar también es capital político.
¿EXPULSIÓN O SALIDA DIGNA?
A la pregunta de si la van a expulsar, aclaró que no ha recibido ningún aviso formal… todavía. Pero por si acaso, ya está considerando irse voluntariamente. Nada de que la corran, mejor aplicar el “me voy porque quiero”. Todo muy digno. Muy Morena.
En una entrevista con Azucena Uresti, también admitió que su lenguaje fue “poco diplomático”. ¿El problema? Que al calor de las redes sociales se le salieron palabras no aptas para embajadores y ahora Landau hasta pidió que le cancelen la visa.
LOS ATAQUES, MÁS INTERNOS QUE EXTERNOS
“Me dolió más la actitud de ciertos compañeros que se sumaran más al linchamiento cuando yo ya lo estaba enfrentando”, declaró Cornejo.
“No voy a dar nombres”, advirtió la morenista, “porque, a diferencia de ellos, no me gustaría aventarlos a los leones”. Aunque claramente ya sabe a quiénes se refiere… y ellos también.
SIN APOYO DEL PARTIDO, PERO CON “CARIÑOS PRESIDENCIALES”
Mientras tanto, el partido guarda silencio, como quien espera que el escándalo se apague solo. Pero entre memes, diplomacia ofendida y militancia dolida, la historia de Melissa Cornejo confirma que en Morena se sufre más por dentro que por fuera. Y que, cuando todo falla, siempre queda el cariño del hijo del presidente.
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