LANOTA.MX.- La tensión política en Morelos alcanzó su punto máximo. Horas después de que el fiscal general del estado, Uriel Carmona, solicitara el desafuero de Cuauhtémoc Blanco, el Congreso local, de mayoría morenista, aprobó por unanimidad la discusión de un dictamen que exige la destitución de Carmona como titular de la Fiscalía General del Estado (FGE).
El pleito entre ambos actores políticos no es nuevo, pero con el regreso al poder de la gobernadora Margarita González Saravia, la confrontación se recrudeció. Este jueves 6 de febrero de 2025, durante la sesión del Congreso local, los legisladores acordaron incluir en el orden del día la solicitud enviada por el Poder Ejecutivo del estado, que exige la separación definitiva de Uriel Carmona de su cargo. Con esta acción, la gobernadora ha dado un claro respaldo a la remoción de Carmona, quien, a su vez, continúa con su embate contra Blanco.
La solicitud de desafuero presentada por Carmona ante la Cámara de Diputados está vinculada a una denuncia que involucra al exgobernador Cuauhtémoc Blanco en un presunto intento de abuso sexua contra su media hermanal, ocurrido cuando aún gobernaba el estado.
Según el fiscal, este caso ha sido el desencadenante de su más reciente movimiento legal en contra del actual diputado federal, quien también ha sido un crítico constante de las acciones de la Fiscalía en el estado.
GONZÁLEZ SARAVIA PROTEGE A SU CUAUHTÉMOC BLANCO
La situación se encuentra en un punto crítico, con la política local de Morelos dividida entre los intereses del Poder Ejecutivo, el Legislativo y la Fiscalía. La gobernadora González Saravia ha tenido un papel activo en el fortalecimiento de su coalición morenista, lo que ha permitido avanzar en los procedimientos legislativos que desafían directamente la permanencia de Carmona en su cargo. Mientras tanto, el enfrentamiento continúa alimentado por las disputas públicas entre los actores principales de este conflicto.
Este episodio refleja las tensiones que caracterizan a la política morelense en los últimos años, donde las disputas personales y las acusaciones legales se han entrelazado con las luchas por el control del estado.
La resolución de estos conflictos aún parece lejana, pero lo que es claro es que la relación entre Cuauhtémoc Blanco y Uriel Carmona ha dejado de ser una simple rivalidad política, convirtiéndose en un enfrentamiento que podría tener implicaciones a nivel nacional.