Alcaldesa Quiroz crítica despliegues temporales mientras cárteles gobiernan en Michoacán

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Grecia Quiroz ofreció una conferencia de prensa crítica hacia el gobierno federal.

LANOTA.MX–  Uruapan, Michoacán, la capital del aguacate y de la violencia que nadie quiere ver, sigue atrapada en un círculo de muerte e impunidad. Tras el asesinato del alcalde Carlos Manzo, su viuda, Grecia Quiroz, asumió la presidencia municipal con un mensaje directo y sin rodeos: la seguridad no puede ser un espectáculo temporal ni una promesa hueca.

REUNIÓN QUE NO ES SUFICIENTE

En un encuentro con el titular de la SSPC, Omar García Harfuch, y el secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Trevilla Trejo, Quiroz dejó en claro lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir: “de nada sirve que vengan por unos meses a querer ocultar algo o a querer apaciguar a la gente”

Su advertencia apunta directo a un problema histórico: los despliegues de seguridad en Michoacán suelen ser temporales y cosméticos, dejando a la ciudadanía nuevamente vulnerable cuando las fuerzas federales se retiran.

LA GENTE ESTÁ HARTA

La alcaldesa no sólo habló de cifras o estrategias militares, sino del sentir real de la población. Entre las colinas y cerros de Uruapan, los cárteles no sólo roban, asesinan y extorsionan; también siembran miedo como rutina diaria. Quiroz exigió que las fuerzas desplegadas no se limiten al centro de la ciudad, sino que lleguen hasta los lugares más remotos, donde el crimen ha tejido su propia ley.

PLAN PARICUTÍN: ¿PROMESA O ESCENOGRAFÍA?

El Plan Paricutín, que contempla más de mil 900 elementos del Ejército y la Marina en la región, suena “bonito y ostentoso”, pero la alcaldesa lo calificó de insuficiente frente al hartazgo ciudadano. “Se escucha muy bonito, muy ostentoso, pero el sentir de la ciudadanía es de hartazgo”, advirtió, subrayando la desconexión entre la política de despliegue y la realidad en las calles.

JUSTICIA QUE TARDA

Dos semanas después del asesinato de Carlos Manzo, los avances siguen siendo tibios. “No ha habido día en que yo no haya dejado de exigir justicia y no va a haber día que lo deje de hacer”, dijo Quiroz, mientras la fiscalía apenas procesa información fragmentada y los responsables permanecen impunes.

La historia de Uruapan es la historia de muchos municipios en Michoacán: la violencia se reproduce mientras las respuestas oficiales llegan tarde, parciales o solo para la foto. La pregunta que queda flotando en el aire es clara: ¿hasta cuándo se podrá hablar de seguridad sin que sea solo un titular más?

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