De taquero modesto a funcionario de Aduanas con flota de autos clásicos

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Francisco Javier Antonio Martínez parecía ser el ejemplo perfecto del “sueño mexicano”.

Francisco Javier Antonio Martínez parecía ser el ejemplo perfecto del “sueño mexicano”. (Fotos cortesía de @MXvsCORRUPCION)

LANOTA.– Francisco Javier Antonio Martínez parecía ser el ejemplo perfecto del “sueño mexicano”: de vender tacos en un puesto de lámina a coleccionar autos de lujo y motos Harley-Davidson. 

Pero su historia tiene ingredientes mucho más oscuros que cebolla y cilantro, donde confluyen tráfico de combustible, complicidades institucionales y una fortuna difícil de justificar.

ASCENSO METEÓRICO EN EL SAT

Antonio Martínez ingresó al Sistema de Administración Tributaria (SAT) en 2013 como jefe de departamento de la Administración General de Evaluación. Su ascenso fue veloz: en abril de 2015 ya ocupaba el cargo de administrador de Proyectos Aduaneros en la Administración General de Aduanas, y en julio de 2017 fue designado administrador de la Aduana de Matamoros, Tamaulipas, un punto clave para el comercio y, según investigaciones, también para el contrabando.

Tras una breve salida, se reintegró en 2019 como jefe de departamento de Recintos Fiscalizados de la Aduana de México (Pantaco). En 2020, por primera vez, reportó ingresos adicionales por negocios propios: una taquería y un taller mecánico.

NEGOCIOS MILAGROSOS

De acuerdo con sus declaraciones patrimoniales, consultadas por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), Antonio Martínez reportó ingresos por 360 mil pesos anuales por su taquería y 480 mil pesos por su taller en Atizapán, Estado de México. Para 2020, sus ingresos se habrían disparado a 1.8 millones de pesos, una cifra poco creíble si se considera que su taquería “Tacquiao” opera en un modesto local de Chimalhuacán —con siete mesas de plástico— y un pequeño puesto de lámina en el Centro de la CDMX, el cual cerró recientemente.

Vecinos entrevistados por MCCI señalaron que el local opera de forma intermitente y con poca clientela, mientras que el puesto de la colonia Centro ya ni siquiera conserva el nombre del negocio.

EL AMOR POR LOS AUTOS CLÁSICOS

En paralelo al éxito inusitado de sus negocios, el funcionario empezó a formar una costosa colección de automóviles clásicos: un Chevrolet Fleetline de 1946, un Camaro de 1979 y otros ocho vehículos de colección adquiridos de contado entre 2022 y 2023, algunos con precios de hasta 900 mil pesos. También reportó dos camionetas de lujo y dos motocicletas Harley-Davidson. Llama la atención que en las adquisiciones de autos clásicos no identifica a quiénes se los compró.

Actualmente, al frente de la Gerencia de Administración y Finanzas de la ASIPONA Tampico —bajo la Secretaría de Marina—, Antonio Martínez percibe un salario neto de apenas 51 mil 361 pesos mensuales, de acuerdo con Nómina Transparente.

HUACHICOL EN TAMPICO: UNA RED DE COMPLICIDADES

Fuentes de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) aseguran que Antonio Martínez forma parte de una red dedicada al tráfico ilegal de combustibles en el puerto de Tampico, Tamaulipas, en complicidad con exfuncionarios federales, personal de la ASIPONA y operadores de terminales públicas.

La operación, detallan, consiste en permitir el ingreso de buques con diésel de contrabando, que se declara falsamente como aceites u otros aditivos, para después descargarlo clandestinamente en pipas destinadas a su distribución ilegal en México. Según las mismas fuentes, esta red opera bajo el amparo de mandos de la Secretaría de Marina, encargados de administrar los puertos.

El 17 de enero de 2025, el Almirante Rubén Alfonso Vargas Suárez asumió como nuevo director general de la ASIPONA Tampico, relevando al Vicealmirante Salvador Camargo Vivero, quien estuvo en el cargo desde marzo de 2024.

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