LANOTA.– Era un día cualquiera en la sierra, pero para un sicario de Los Zetas, sería el último. Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera lo obligó a arrodillarse frente a un poste, atado y con el rostro marcado por el miedo. La cámara, sostenida quizás por un subordinado, capturó cada gesto del capo: frío, calculador, disfrutando el control absoluto sobre la vida del hombre que yacía indefenso.
“Ah ese jijo de su pinche madre, ¿Era jefe de grupo entonces?, ¿El encargado de Mazatlán?” —exigía Guzmán—.
El hombre, temblando, apenas balbuceaba:
“’El Colombiano’ le mandaba órdenes a él”.
No había lugar para la compasión. Cada palabra, cada golpe, cada mirada eran herramientas de intimidación que consolidaban el poder del Cártel de Sinaloa.
EL VIDEO LLEGA A BROOKLYN
Años después, la filmación llegó a la Corte Federal de Brooklyn, como prueba irrefutable de la brutalidad de Guzmán Loera. Los fiscales querían mostrar al mundo que no era un mero narcotraficante: era un estratega del terror, capaz de planear la tortura y asesinato de rivales con precisión quirúrgica.
Stephen Marston, experto del FBI, confirmó que la voz de Guzmán coincidía con grabaciones previas, y que los movimientos y órdenes dentro del video coincidían con el patrón de operaciones de su cártel.
RUTINA DE VIOLENCIA
Antes de los interrogatorios, Guzmán desayunaba tranquilamente, como si la violencia fuera un trabajo rutinario. Golpes, preguntas, disparos: el ciclo era sistemático. Los cuerpos de los rivales eran enterrados en fosas clandestinas, borrando evidencia, pero dejando un mensaje: nadie desobedecía al capo sin consecuencias mortales.
TESTIGOS DEL IMPERIO
El juicio, iniciado en 2018, contó con testimonios de ex aliados como Pedro Flores y Jesús “Rey” Zambada, quienes describieron la estructura de miedo y corrupción que sostenía al cártel. Los sobornos a funcionarios, la violencia extrema y la estrategia de exterminio de rivales eran parte del día a día de Guzmán Loera.
AISLAMIENTO EN ESTADOS UNIDOS
Hoy, “El Chapo” cumple cadena perpetua en aislamiento total. Eduardo Balarezo, su abogado, denuncia que Guzmán tiene comunicación limitada con familiares. Emma Coronel, su esposa, sólo ha presenciado algunas audiencias, y el capo vive cada día bajo estricta vigilancia, un contraste brutal con su pasado de poder absoluto.
UN LEGADO DE MIEDO
El video del interrogatorio, aunque antiguo, sigue estremeciendo: es un testimonio del terror que Guzmán impuso durante décadas. La escena del hombre atado al poste recuerda que en el imperio de “El Chapo”, la obediencia se imponía con sangre, miedo y violencia, dejando una marca imborrable en la historia del narcotráfico mexicano.
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