El Último día del Cóndor: Hollywood despide a Robert Redford a los 89 años

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Robert Redford, ícono del cine independiente, murió a los 89 años.

LANOTA.– Robert Redford, una de las últimas leyendas vivas de Hollywood, murió a los 89 años en su residencia de Utah. Su partida marca el cierre de un capítulo fundamental en la historia del cine mundial: el de un hombre que supo ser estrella taquillera, actor comprometido, director premiado y, sobre todo, el gran padrino del cine independiente.

UNA ESTRELLA FORJADA EN HOLLYWOOD

Nacido en 1936 en Santa Mónica, California, Redford no siguió un camino convencional hacia la fama. Tras estudiar pintura en la Universidad de Colorado, se inclinó por la actuación y debutó en Broadway en 1959. Muy pronto Hollywood reparó en su atractivo y talento, dándole papeles en Inside Daisy Clover y Descalzos en el parque, donde compartió escena con Jane Fonda.

Su consagración llegó con Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), al lado de Paul Newman. El filme no solo lo convirtió en símbolo internacional, sino que dio nombre años después al Sundance Institute y al Festival de Cine de Sundance, pilares del cine independiente en Estados Unidos.

EL GALÁN QUE ROMPIÓ EL MOLDE

Redford encarnaba al galán clásico de Hollywood, pero con un aire distinto: menos distante, más humano, y con un interés profundo por historias que exploraban la política y la sociedad. Películas como The Candidate y All the President’s Men lo situaron en el centro del cine de denuncia de los años 70.

En esa misma década brilló en el thriller político Three Days of the Condor (El último día del Cóndor, en su traducción iberoamericana), donde interpretó a un analista de la CIA que se ve atrapado en una conspiración internacional. El filme se convirtió en un clásico del género y consolidó a Redford como un actor capaz de combinar suspenso, acción y reflexión política, en plena era del escándalo Watergate.

Con Sydney Pollack, su director de cabecera, trabajó en títulos como Jeremiah Johnson, The Way We Were y Out of Africa, con los que consolidó una de las filmografías más sólidas de su generación.

DETRÁS DE LA CÁMARA: UN DIRECTOR RESPETADO

Lejos de conformarse con la actuación, Redford se puso detrás de cámaras con Ordinary People (1980), película que ganó el Oscar a Mejor Película y lo consagró como director con una sensibilidad única. Después dirigiría Quiz Show, A River Runs Through It y The Milagro Beanfield War, demostrando que su talento era integral.

EL LEGADO DE SUNDANCE

Si algo distingue a Redford en la historia del cine es su rol como impulsor del cine independiente. Con el Sundance Film Festival, fundado en 1979, abrió una ventana a realizadores que de otro modo habrían quedado invisibles en el sistema de estudios. Su labor lo hizo acreedor al título de “padrino del cine independiente”, según la revista Time.

UNA VIDA DE RECONOCIMIENTOS Y CAUSAS

Además de su labor artística, Redford fue un activista ambiental y social. Recibió la Medalla Presidencial de la Libertad, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y la Legión de Honor francesa, reflejo de su compromiso con causas más allá de la pantalla.

EL ÚLTIMO ÍCONO DE UNA ERA

Incluso en sus últimos años, Redford siguió vigente: protagonizó filmes como All is Lost, The Old Man & The Gun y sorprendió en el universo Marvel como Alexander Pierce. Siempre se mantuvo como una figura admirada, respetada y querida tanto dentro como fuera de la industria.

Robert Redford no fue solo una estrella de Hollywood: fue un puente entre el cine comercial y el independiente, entre la tradición y la innovación, entre el glamour y el compromiso social. Su legado trasciende generaciones y permanecerá en la memoria del séptimo arte como uno de sus grandes arquitectos.

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