LANOTA.MX.– El viento seco de Chihuahua arrastraba el polvo sobre la tierra árida cuando las palas comenzaron a abrir el suelo. No era una excavación cualquiera. Bajo la superficie de un terreno conocido como ‘El Willy’, en el Ejido Ignacio Zaragoza, se escondía un rastro de muerte que había permanecido enterrado por años.
Todo comenzó con una revelación. Pablo ‘N’, alias ‘El Peluchín’, entregó a las autoridades una pista crucial que llevó a los agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chihuahua hasta aquel paraje en el municipio de Casas Grandes. Lo que encontraron superó los peores temores: un total de 38 fosas clandestinas, donde los cuerpos habían sido ocultados en distintos momentos, algunos ya reducidos a osamentas y fragmentos óseos.
El fiscal general César Jáuregui Moreno confirmó el hallazgo y detalló que las exhumaciones iniciaron el martes 21 de enero, extendiéndose hasta el 24 de enero. Cada nuevo golpe de pala revelaba una historia silenciada, un rastro de violencia que por años había permanecido invisible bajo el desierto.
La operación fue liderada por la Comisión Local de Búsqueda e involucró a expertos en criminología y antropología forense, así como a agentes del Ministerio Público y elementos de la Agencia Estatal de Investigación. La magnitud del descubrimiento exigió la presencia de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, cuya misión era resguardar la zona y garantizar la seguridad del personal especializado.
Pero el horror no terminó ahí. Conforme avanzaban las investigaciones, se sumaron nuevos datos escalofriantes. Según información publicada por Aristegui Noticias, las fosas podrían estar vinculadas al grupo criminal La Línea, el sanguinario brazo armado del Cártel de Juárez. Se cree que las víctimas eran enemigos de la organización, personas que fueron secuestradas, extorsionadas o simplemente ejecutadas por razones desconocidas.
UN CASO QUE SACUDE HASTA PALACIO NACIONAL
El hallazgo no tardó en llegar a la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum. La magnitud del descubrimiento era imposible de ignorar: 72 cuerpos humanos han sido exhumados hasta el momento.
Cuestionada sobre el caso el 29 de enero, la mandataria reconoció que su administración ya había establecido contacto con el gobierno de Chihuahua y su fiscalía. Sin embargo, advirtió que aún era pronto para determinar con precisión qué grupo criminal estaba detrás de las fosas o quiénes eran las víctimas. “Es difícil tener esa información en un día”, dijo con cautela, aunque aseguró que la comunicación entre las autoridades federales y estatales está en marcha.
Por ahora, el proceso de identificación de los restos será largo y complejo. Las pruebas forenses intentarán dar un nombre a cada víctima, mientras las investigaciones buscan esclarecer cómo y por qué fueron asesinadas.
Chihuahua es tierra de historias de violencia, pero también de memoria. Cada cuerpo exhumado es una pieza de un rompecabezas de terror, y mientras los investigadores siguen removiendo la tierra, una verdad inquietante comienza a emerger: el silencio de las fosas no dura para siempre.