LANOTA.- Desde septiembre de 2023, Sinaloa vive una espiral de violencia sin freno. La disputa interna entre “Los Chapitos” —hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán— y el grupo de “Los Mayitos”, ligados a Ismael “El Mayo” Zambada, ha dejado hasta el momento mil 552 personas ejecutadas, una cifra devastadora que cuatruplica los 407 homicidios registrados en el mismo periodo de 10 meses del año anterior.
El conflicto ha sacudido incluso zonas tradicionalmente controladas con puño de hierro por el Cártel de Sinaloa, ahora fragmentado y enfrentado en múltiples frentes.
LA TRAICIÓN QUE ENCENDIÓ LA MECHA
La violencia se disparó tras un reacomodo interno que incluyó traiciones, alianzas rotas y venganzas cruzadas. El detonante: la participación de Fausto Isidro Meza Flores, “El Chapo Isidro”, exlíder del cártel de los Beltrán Leyva, quien se alió con Ismael Zambada Sicairos “El Mayito Flaco”, hijo de “El Mayo” Zambada.
Ambos formaron un bloque contra “Los Chapitos”, tomando como objetivo zonas que antes eran controladas sin disputa por los hijos de “El Chapo”, entre ellos Jesús María, la comunidad donde fue detenido Ovidio Guzmán en enero de 2023.
INTERVENCIONES MILITARES Y COMANDOS ARMADOS
Según fuentes militares citadas por Reforma, comunicaciones interceptadas por el Ejército confirman que “El Chapo Isidro” ha incursionado en territorios clave del clan Guzmán en Culiacán. El pasado domingo, comandos armados de su grupo ingresaron a Jesús María y “levantaron” a personas cercanas a los Guzmán Loera.
Un día después, varios cuerpos fueron hallados colgados en puntos de la capital sinaloense, en un mensaje claro de guerra. Las autoridades no han confirmado oficialmente la identidad de las víctimas, pero se presume que podrían estar vinculadas a la célula rival.
SINALOA, MILITARIZADO PERO SIN PAZ
A pesar del despliegue de más de 10 mil elementos del Ejército y la Guardia Nacional, la violencia no cede. Tan solo en las últimas semanas han sido detenidos 11 integrantes del grupo de “Los Mayos” y otros 6 presuntos sicarios en Culiacán, pero las detenciones no han logrado contener la operación de los narcolaboratorios ni los ataques armados.
Incluso fuentes de inteligencia federal reconocen que la confrontación está lejos de terminar, pues ahora se libra no solo por el control del tráfico de drogas, sino también por el dominio de los territorios de producción y procesamiento de fentanilo.
UN SINALOA AL BORDE DEL COLAPSO
La situación ha colocado a la población en un estado de zozobra permanente. Las ejecuciones, desapariciones, enfrentamientos y hallazgos de cuerpos colgados o calcinados ya forman parte del paisaje cotidiano en varias zonas del estado.
Mientras el gobierno federal insiste en que se está trabajando en la pacificación, los datos muestran un escenario cada vez más grave: más de 150 asesinatos por mes desde que comenzó la guerra interna del narco en septiembre pasado.
Ni los hijos del “Chapo” ni los herederos del “Mayo” han cedido. Y mientras se disputa el trono criminal, Sinaloa paga con sangre.
Síguenos en @LaNotaDeMexico