LANOTA.- En medio del escándalo por la revocación de su visa estadounidense —una medida que también alcanzó a su esposo, Carlos Alberto Torres—, la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, no ha dejado de presentarse con una imagen cuidada, pulida… y costosa.
Lo que para algunos es muestra de seguridad y temple, para otros se ha convertido en un símbolo de desconexión con la realidad que viven miles de bajacalifornianos.
ENTRE LA POLÉMICA Y LA PASARELA
La escena es reciente: 2 de mayo, Valle de Guadalupe. En un evento de presentación del ambicioso desarrollo turístico “Sassi del Valle”, Marina del Pilar apareció enfundada en tonos crema y beige, con un abrigo de piel de zorro, un vestido de diseño colombiano y sandalias Gucci con un valor de más de 21 mil pesos.
Todo mientras las redes ardían con comentarios sobre su visa revocada y los rumores en torno a las razones detrás de esta decisión diplomática.
Las críticas no se hicieron esperar: mientras la mandataria aseguraba no necesitar su visa para gobernar, sus elecciones de moda comenzaron a ser escrutadas con lupa. ¿Quién paga estos lujos? ¿Cuál es el mensaje que quiere proyectar en plena controversia?
66 MIL PESOS EN UNA TARDE DE EVENTO
Sus sandalias Gucci, de la línea Horsebit, no pasaron desapercibidas: un diseño con tacón alto y piel italiana, disponible por 21,500 pesos en tiendas oficiales. A esto se sumó un vestido de la diseñadora Johanna Ortiz, cotizado en portales internacionales en más de 34 mil pesos, y un abrigo de piede de zorro Emma de Fur-Gala, valuado en 10,900 pesos.
En total, su atuendo para el evento en el Valle de Guadalupe ronda los 66 mil pesos. ¿Es esta la imagen que se espera de una gobernadora en medio de una tormenta política? Para algunos, es una expresión de poder femenino sin complejos; para otros, un gesto superficial en tiempos de rendición de cuentas.
Y aunque es cierto que el estilo no determina la capacidad de gobernar, también lo es que en política, cada detalle comunica. Marina del Pilar lo sabe. El problema es que, mientras sus atuendos gritan lujo, muchas de las preguntas de fondo —sobre su visa, sobre posibles investigaciones, sobre prioridades públicas— permanecen sin respuesta.
Una gobernadora en pasarela, sí. Pero el telón de fondo ya no es solo la moda. (Con información de El Financiero)
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