LANOTA. En los pasillos de la Sedena se susurra una pregunta que cada vez cobra más fuerza: ¿por qué los militares le están dando la espalda a Mexicana de Aviación? Lo que parecía un matrimonio forjado en agosto de 2023 —cuando Mexicana iba a fusionarse con GAFSACOMM— hoy se ha convertido en un divorcio inesperado y cargado de misterio.
Desde el 22 de abril, un oficio firmado por el propio General Ricardo Revilla Trejo —Oficial Mayor de la Sedena— ordenó a Hacienda cancelar la incorporación de Mexicana a la firma paraestatal que controla doce aeropuertos, seis hoteles y tres parques en la ruta del Tren Maya. ¿Fue una decisión técnica, un gesto de desconfianza o una jugada política para reservar privilegios?
SOMBRAS SOBRE LA FUSIÓN
La creación de GAFSACOMM prometía optimizar recursos: mil 140 millones de pesos en 2025 para impulsar a Mexicana, entrega de veinte aviones Embraer valorados en 750 millones de dólares… Pero los hangares continuaron vacíos, la aerolínea voló con naves prestadas por la Sedena y sus problemas de colocación en el mercado se hicieron visibles. ¿Acaso veían los militares a Mexicana como un lastre antes que una oportunidad?
¿PROTECCIÓN O RECELO?
Al mantener la independencia jurídica y patrimonial de Mexicana —ahora sin fusión y con su propio presupuesto— la Sedena suma cuatro empresas paraestatales: GAFSACOMM, Mexicana, el AIFA y el Tren Maya. Un imperio con un subsidio conjunto de 44 026 millones para 2025 (de los cuales el 92.7 % es para el Tren Maya). ¿Es este reparto de recursos lo que realmente motivó el “feíto” corporativo hacia la aerolínea?
La Presidenta Claudia Sheinbaum ha mostrado en público su fe en Mexicana, celebrando en abril en la Feria Aeroespacial la llegada de nuevos Embraer y el éxito del AIFA. Sin embargo, en los despachos militares parece primar otra lógica: la de controlar operaciones clave sin cargar con riesgos extra.
Mientras los aviones Embraer siguen atrapados en trámites burocráticos y la Fuerza Aérea ve cómo su aerolínea “del pueblo” vuela a medias, la gran incógnita permanece en el aire: ¿quién ganará cuando este pulso entre el poder civil y el castrense llegue a su desenlace?
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