LANOTA.- Hay lugares donde el tiempo parece detenido, pero el eco de los disparos lo desmiente. En el Centro Penitenciario de Aguaruto, cada noche puede ser la última y cada celda guarda una historia que las paredes ya no pueden contener.
SOMBRAS TRAS LOS MUROS
Lo que comenzó como un centro de readaptación se transformó en un laberinto de poder, armas y secretos. Las recientes riñas, el hallazgo de explosivos y los túneles descubiertos en meses pasados no son eventos aislados, sino fragmentos de una guerra silenciosa que ni las rejas logran contener.
El 17 de octubre, una pelea entre internos terminó con un muerto y tres heridos. En el operativo posterior, las autoridades decomisaron tres armas largas, dos cortas y un artefacto explosivo. No es la primera vez que sucede. Ni será la última.
UN ENEMIGO BAJO LOS PIES
En mayo, los custodios hallaron un túnel de 15 metros que conectaba con el exterior. En su interior, un arsenal, drogas y un dispositivo Starlink, la red satelital de Elon Musk. Aquella revelación encendió rumores sobre una red de comunicación subterránea utilizada por células criminales para mantener el control del penal… y de la ciudad.
Las autoridades callaron. Pero el silencio en Aguaruto nunca significa calma.
LAS DOS SOMBRAS DEL PODER
El gobernador Ricardo Rocha Moya lo admitió: dentro del penal “Los Chapos” y “Los Mayos” siguen disputando territorio, incluso tras los muros del encierro. En ese espacio reducido, las alianzas se compran con dinero o con sangre.
Diciembre trajo otra tragedia: un interno apareció colgado, con signos de violencia. Oficialmente, fue suicidio. Extraoficialmente, otro mensaje de advertencia.
UN PENAL HECHO DE FUGAS Y LUJOS
La historia de Aguaruto está marcada por la fuga de 55 reclusos durante el “Culiacanazo” de 2019, apenas un año después de una inversión millonaria para reforzar la seguridad. En aquel entonces, se descubrieron celdas de lujo, con pantallas, consolas, aparatos de ejercicio y cuadros dedicados a capos del narcotráfico.
Como si la prisión no fuera una condena, sino un refugio dorado para los hombres del narco.
UN SECRETO QUE RESPIRA
Cada operativo revela algo más: armas, drogas, gallos de pelea, millones en efectivo. Todo lo que no debería existir en un penal controlado por el Estado. Y sin embargo, sigue ahí.
Aguaruto no es solo una prisión. Es un recordatorio incómodo de que el crimen no termina con una detención… solo cambia de coordenadas.
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