LANOTA.– Tras el funeral del Papa Francisco, los cardenales dejaron claro que aún se conocen muy poco entre sí. Para remediarlo, decidieron retrasar hasta el 7 de mayo el inicio formal del cónclave, ganando dos días de encuentros informales en los que esperan tejer afinidades y definir candidaturas con mayor calma.
RETRASO ESTRATÉGICO
El lunes 28 de abril, 135 purpurados —108 de ellos creados cardenales por Francisco— tomaron la decisión durante su primera jornada de reuniones tras el sepelio pontificio. La votación secreta, originalmente prevista para el 5 de mayo, fue desplazada hasta el día 7.
Este margen, explicaron, es vital para superar la falta de familiaridad entre quienes, llegada la hora del cierre en la Capilla Sixtina, deberán apoyarse mutuamente para alcanzar los dos tercios necesarios de votos.
DESCONOCIDOS ENTRE SÍ
Muchas de las caras purpuradas han sido nombradas en los últimos meses o proceden de diócesis alejadas de Roma; apenas han coincidido más allá de un saludo protocolario. “Todavía nos conocemos muy poco”, admitió el cardenal británico Vincent Nichols, arzobispo de Westminster.
Su réplica se hizo eco en pasillos y cafeterías vaticanas: la urgencia ahora no es tanto la elección, sino forjar puentes antes de encerrarse tras las puertas de la Capilla.
EL DEBATE INTERNO
En los coloquios previos ya se ha perfilado la tensión entre dos visiones:
- El legado pastoral de Francisco, centrado en los marginados, la justicia social y un acercamiento sin precedentes a mujeres y personas LGBT+.
- La tradición conservadora, que reivindica la doctrina más firme de Juan Pablo II y Benedicto XVI y reclama un retorno a los énfasis clásicos sobre moral y liturgia.
Cada bando presiona por un sucesor que prolongue su línea: los unos, bajo el paraguas de la misericordia; los otros, reclamando estabilidad doctrinal.
LOS FAVORITOS
Entre los nombres que han ganado eco en las conversaciones informales destacan:
- Matteo Zuppi (Italia): arzobispo de Bolonia, cercano al estilo de cercanía de Francisco; es visto como un puente natural entre progresistas y moderados.
- John Onaiyekan (Nigeria): arzobispo emérito de Abuya, respetado por su honestidad y firmeza; aunque con 81 años ya no vota, su influencia moral podría inclinar a electores africanos.
- Anthony Poola (India): arzobispo de Hyderabad y uno de los más jóvenes electores; su perfil de pastoreo directo y su compromiso con la unidad le otorgan candidaturas secundarias.
- Mario Grech (Malta): secretario general del Sínodo de los Obispos, figura clave en la reforma sinodal; concentra apoyos entre quienes buscan continuidad en la apertura franciscana.
- Leonardo Sandri (Argentina): veterano del Curia romano y exnuncio en varias nunciaturas; reúne el respaldo de quienes priorizan experiencia y lealtad institucional.
REGLAS Y DESAFÍOS
Solo quienes no han cumplido 80 años pueden participar en la votación; varios purpurados de etnia avanzada han declinado acudir por salud.
Además, la situación de Angelo Becciu, sancionado y clasificado como “no elector” tras un proceso judicial vaticano, añade una capa de incertidumbre: él insiste en su derecho a votar, pero los abogados canónicos aún revisan su estatus.
Con las fechas claras y los plazos apretados, los cardenales disponen ahora de un periodo crucial de diálogo.
Cuando el humo salga de la chimenea de la Capilla Sixtina, no sólo revelará el nombre de un nuevo pontífice, sino también el fruto de días intensos de conocimiento mutuo y búsqueda de unidad en la Iglesia.
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