LANOTA.- El verdadero nombre de “Don Checo” es Cirio Sergio Rebollo Mendoza, y junto con Luis Miguel Ortega Maldonado, alias “Flako de Oro”, encabezaba una estructura criminal que no solo perforaba ductos de Pemex, sino que operaba gaseras simuladas, vendía combustible robado en gasolineras legalmente establecidas y hasta elaboraba documentación falsa para justificar su traslado.
Pero el poder de esta red no se detenía ahí. Uno de sus brazos más oscuros se hallaba dentro de las propias corporaciones de seguridad. Israel Molina Núñez, alias “Mil Millones”, era un mando activo de la Dirección de Seguridad Pública de Jilotepec, Estado de México. Él facilitaba el paso y resguardo del combustible, como parte de un esquema de complicidad institucional.
LOS PUNTOS CLAVE: POLOTITLÁN Y NOPALTEPEC
La investigación llevó a las autoridades a identificar dos tomas clandestinas clave, ubicadas en los municipios mexiquenses de Polotitlán y Nopaltepec. Aunque separadas por más de dos horas de trayecto en carretera, ambas operaban como si se tratara de gaseras formales, con horarios, choferes, equipos especializados y hasta medidas de seguridad internas.

En Polotitlán se aseguraron ocho tractocamiones, nueve contenedores tipo salchicha, un tanque estacionario y tres automóviles. En Nopaltepec, el decomiso fue igual de impresionante: un remolque tipo tanque, seis camiones con autotanque, tres tractocamiones y dos camionetas.
La red abastecía con combustible robado a lo largo de la autopista México-Querétaro, una de las más transitadas y con mayor movimiento logístico del país.
LOS MILLONES DETRÁS DEL HUACHICOL
Durante el operativo se confiscaron pipas, equipos de perforación, dinero en efectivo, armas largas y vehículos, todo con un valor estimado en más de 150 millones de pesos. Además, se encontraron 16 millones de pesos en efectivo, presuntamente utilizados para la operación diaria y el pago de sobornos.
Uno de los golpes más simbólicos fue la detención de Diego Rebollo González, hijo de Don Checo, quien fungía como el operador financiero y logístico del grupo. En su propiedad, localizada en San Pablo de los Remedios, también en el Estado de México, fueron localizados 36 vehículos de lujo (cuatro de ellos blindados), cuatro armas largas, una caja con joyas y una agenda con detalles de rutas y pagos.
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EL FIN DE UN CLAN, ¿Y EL COMIENZO DE OTROS?
Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad federal, confirmó que la investigación se llevó a cabo durante al menos seis meses, y que involucró a personal especializado en hidrocarburos, inteligencia financiera y seguridad nacional.
El caso de Don Checo es un ejemplo de cómo el robo de combustibles en México ha dejado de ser un delito de bajo perfil para convertirse en una empresa criminal de alto impacto, con logística, jerarquía, financiamiento y protección institucional.
Aunque el clan ha sido desmantelado, la pregunta permanece en el aire: ¿cuántos más siguen operando con impunidad mientras simulan legalidad desde una pipa, una bodega o una gasolinera?
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