LANOTA.MX– Lo que comenzó como un grupo de trabajadores en un proyecto ferroviario en Aragua y Carabobo, Venezuela, terminó convirtiéndose en una de las organizaciones criminales más temidas del continente. El Tren de Aragua no nació en los callejones oscuros ni en los barrios marginados, sino en el corazón de una obra inconclusa, donde la desesperación y la falta de oportunidades sembraron la semilla de la violencia.
Los sindicatos de construcción que inicialmente peleaban por mejores condiciones laborales pronto se vieron envueltos en extorsiones y amenazas. La prisión de Tocorón, en su momento, se convirtió en el cuartel general de la banda, un bastión donde el crimen se organizaba con precisión militar. Cuando las autoridades venezolanas allanaron Tocorón en 2023, lo que encontraron fue un reflejo de su poder: piscinas, restaurantes y arsenales de guerra en manos de reclusos.
UN IMPERIO DEL MIEDO
Con el paso de los años, el Tren de Aragua se expandió como una mancha de petróleo, alcanzando países como Colombia, Chile, Perú y Bolivia. Sus operaciones no se limitaban al tráfico de personas; el secuestro, la extorsión y el lavado de dinero se convirtieron en su pan de cada día. La organización no solo controla territorios, sino también vidas.
En Colombia, han establecido redes de tráfico sexual en ciudades fronterizas, explotando a migrantes venezolanos y desplazados colombianos. Quienes intentan huir muchas veces encuentran un destino fatal: la muerte como advertencia para los demás.
LA PRESIÓN INTERNACIONAL
El nombre del Tren de Aragua ha llegado hasta los oídos de la Casa Blanca. Durante su segundo mandato, Donald Trump firmó un decreto que busca designar al Tren de Aragua como una organización terrorista extranjera. Con esta medida, el gobierno estadounidense endurece su postura y refuerza los operativos de captura, como el reciente arresto de un alto miembro en Nueva York y la detención de dos más en Atlanta.
Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿es suficiente esta ofensiva para frenar su expansión? Mientras tanto, el Tren de Aragua sigue operando en la sombra, con tentáculos que llegan a cada vez más países. Para muchos, esta guerra apenas comienza.
