LANOTA.– Un pacto sellado en voz baja, una familia cruzando la frontera bajo la sombra del FBI, y un juicio que, aunque avanza a puerta cerrada, podría sacudir las estructuras invisibles que sostienen al crimen organizado en México. El pasado 11 de julio, Ovidio Guzmán López, mejor conocido como “El Ratón”, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, se declaró culpable de cuatro cargos de narcotráfico ante la Corte de Illinois. Pero la verdadera noticia está en lo que aún no se dice en voz alta.
A cambio de colaborar con las autoridades estadounidenses, Ovidio no sólo busca una reducción de sentencia: busca sobrevivir. Y en ese intercambio de favores, la información se vuelve más valiosa que la lealtad. Según fuentes cercanas a la DEA, el acuerdo incluye revelar las entrañas del narcotráfico en México, lo que podría comprometer a figuras del poder político y judicial, aún no nombradas.
“Esto nunca se había visto”, confesó Mike Vigil, exagente de la DEA. “Estados Unidos rara vez otorga protección a más de uno o dos miembros de una familia. Pero con Ovidio, 17 personas fueron autorizadas para cruzar la frontera bajo resguardo del FBI. El mensaje es claro: lo que está ofreciendo no es poca cosa”.
¿A QUIÉN TRAICIONARÁ “EL RATÓN”?
La narrativa oficial apenas insinúa lo que se cocina en los despachos de Chicago y Washington. Pero entre líneas, el juicio se convierte en una suerte de tablero de ajedrez, donde cada declaración implica mover una pieza… y poner en jaque a alguien más.
Aunque los reflectores apuntan a Los Chapitos, los expertos aseguran que la verdadera “joya” del gobierno estadounidense no es Ovidio, sino Rubén Oseguera González, “El Menchito”, hijo del líder máximo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), “El Mencho”. Según el especialista en inteligencia y crimen organizado, Ghaleb Krame Hilal, el hijo del capo michoacano ha sido un colaborador más sigiloso… pero también más letal para los secretos del narco.
“’El Menchito’ ha sido el más reservado, pero también el que aporta información más precisa. Su juicio ha sido el más cerrado de todos. Nadie sabe exactamente qué está diciendo, pero todos sospechan que es demasiado”.
SINALOA VS. JALISCO: LA GUERRA SILENCIOSA
La información que fluye entre cárceles de máxima seguridad y cortes federales se está convirtiendo en un mapa de alianzas invisibles. Ya no se trata de cárteles, sino de “partidos” criminales, como lo planteó Krame: Sinaloa por un lado, Jalisco por el otro. Y los estadounidenses parecen haber leído completo el guión del primero… pero no del segundo.
“Ya se sabe todo del ‘partido de Sinaloa’”, dice Krame, “pero falta conocer bien a los del ‘partido de Jalisco’. Por eso ‘El Menchito’ es clave. Es quien puede completar el rompecabezas”.
Y mientras los reflectores se enfocan en el proceso de Ovidio, la verdadera intriga ocurre en las salas cerradas donde se escucha hablar a “El Menchito”. Sentenciado el 7 de marzo a cadena perpetua más 30 años y una multa de más de 6 mil millones de dólares, rechazó un trato. ¿Por qué? ¿Qué sabe que no quiere ceder?
Los secretos del narco mexicano están cambiando de manos. Y los hombres que han vivido entre la violencia, el poder y la sangre, ahora susurran nombres a cambio de días en libertad, a cambio de protección para sus familias, o simplemente para quedarse con algo de poder… incluso encerrados de por vida.
Y lo que digan, podría reescribir los nexos del narco con el poder político en México.
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