LANOTA.– En una decisión de alto impacto geopolítico, el expresidente Donald Trump —quien retomó el poder en enero de 2025— firmó en secreto una orden que permite al Pentágono desplegar fuerza militar contra cárteles en América Latina, los cuales han sido designados por su gobierno como organizaciones terroristas extranjeras.
Esta nueva directiva, revelada por funcionarios al New York Times, marca un giro sin precedentes en la estrategia antidrogas de Estados Unidos, con posibles intervenciones fuera de su territorio. La medida ha despertado tensiones en la región y alarma en sectores del propio gobierno estadounidense.
SHEINBAUM RESPONDE: “NO ESTÁ PERMITIDO”
En abril, Trump propuso a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que permitiera la entrada de tropas estadounidenses al país para combatir a los cárteles. La respuesta fue tajante: México no permitirá ninguna intervención militar extranjera.
Este viernes, Sheinbaum reiteró su postura durante su conferencia matutina: “Estamos dispuestos a colaborar en temas de seguridad, pero no habrá presencia militar extranjera en nuestro país. Ya se lo he dicho varias veces”, subrayó.
OPERATIVOS EN LA SOMBRA
La orden firmada por Trump habilita al ejército estadounidense para actuar fuera de sus fronteras en operaciones contra cárteles acusados de traficar fentanilo y otras drogas sintéticas. Esto incluye acciones tanto en tierra como en el mar, bajo un esquema de total confidencialidad.
Dentro del Pentágono ya se barajan posibles escenarios de intervención. Aunque el documento no ha sido publicado oficialmente, fuentes señalan que se están diseñando operativos encubiertos de alta complejidad legal y diplomática.
ZONAS GRISES LEGALES
La iniciativa plantea serias dudas jurídicas: ¿Puede EE. UU. emplear fuerza letal contra civiles sin que exista una guerra declarada ni aprobación del Congreso?. La clasificación como “organización terrorista” permite sanciones económicas y migratorias, pero no autoriza automáticamente el uso de armas.
No obstante, Trump ha mostrado disposición a llevar esta política al extremo.
UNA RETÓRICA DE GUERRA
Desde que volvió al poder, Trump ha escalado su retórica contra los cárteles. Ordenó al Departamento de Estado incluir al Tren de Aragua, la MS-13 y el Cártel de los Soles —supuestamente vinculado a Nicolás Maduro— en la lista de grupos terroristas. Contra Maduro, incluso se ofrece una recompensa de 50 millones de dólares.
Durante su primer mandato, Trump había sugerido bombardear laboratorios de droga en México. En aquel entonces, su secretario de Defensa lo disuadió. Ahora, esa idea ha evolucionado en una política formal: el despliegue de tropas y armamento para una ofensiva global contra el narcotráfico.
SIN CLARIDAD SOBRE LAS REGLAS
Hay incertidumbre total sobre cómo operarán las fuerzas militares: ¿Tendrán autorización para disparar sin previo aviso? ¿Harán detenciones? ¿Habrá ejecuciones dirigidas?
En febrero, el nuevo titular del Pentágono, Pete Hegseth, destituyó a los asesores jurídicos del Departamento de Defensa y nombró a funcionarios leales a su visión. Sus criterios serán los que definan hasta dónde llegará esta ofensiva militar sin precedentes.
UN LÍMITE HISTÓRICO A PUNTO DE ROMPERSE
Desde la invasión a Panamá en 1989, Estados Unidos no ha utilizado tropas en América Latina para operaciones directas contra el narcotráfico. La norma ha sido el apoyo logístico, la inteligencia y la interdicción marítima.
Pero esta línea roja podría romperse. Para la ONU, el uso unilateral de la fuerza sin consentimiento de otro país constituye una violación del derecho internacional.
“La prioridad del presidente Trump es proteger a Estados Unidos. Por eso tomó esta valiente decisión”, dijo la vocera de la Casa Blanca, Anna Kelly.
Hasta ahora, el Pentágono ha evitado comentar públicamente sobre esta controvertida decisión que podría redefinir la relación de EE. UU. con América Latina.
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