LANOTA.– La secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kristi Noem, aseguró que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha deportado a más de medio millón de migrantes… por “presión” directa de Donald Trump.
Durante una reunión del gabinete estadounidense celebrada para destacar los primeros 100 días del regreso de Trump a la Casa Blanca, Noem afirmó que Sheinbaum ha endurecido su política migratoria tras conversaciones con el expresidente.
“La presidenta de México me dijo… que ella devolvió a más de medio millón de personas antes de que llegaran a nuestra frontera. Porque usted la obligó a hacerlo”, dijo Noem, dirigiéndose a Trump y justificando que esas cifras deberían contabilizarse como deportaciones “preventivas”.
La funcionaria también celebró que “México por fin se sentó a negociar”, refiriéndose a una supuesta mayor disposición del gobierno mexicano para aceptar deportaciones de personas migrantes desde Estados Unidos.
¿DOBLE NARRATIVA?
Aunque ni Sheinbaum ni su gabinete han emitido comentarios directos sobre las declaraciones de Noem, esta no es la primera vez que la presidenta mexicana se ve obligada a matizar o desmentir versiones del gobierno estadounidense.
Tras una entrevista con Fox News, Noem aseguró haber entregado a Sheinbaum “una lista de cosas que a Donald Trump le gustaría ver” en materia de cooperación bilateral.
La respuesta de la presidenta mexicana fue enfática:
“La presidenta le responde a una sola autoridad y esa es el pueblo de México”, declaró Sheinbaum.
PRESIÓN MIGRATORIA Y SEÑALES CONTRADICTORIAS
Las declaraciones de Noem ponen en entredicho la soberanía del gobierno mexicano en sus políticas migratorias. A la vez, revelan un delicado equilibrio que la administración de Sheinbaum parece intentar: contener la migración en su propio territorio y, al mismo tiempo, resistir la imagen de sumisión ante Washington.
Mientras tanto, la estrategia de Trump continúa haciendo del tema migratorio una moneda de cambio política y económica, como también ha quedado evidenciado en su reciente amenaza de nuevos aranceles a la industria automotriz, que Sheinbaum calificó, en contraste, como “un avance”.
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