¿Prohibido o censurado? Grupo Firme y el fantasma de ‘La Pantera’ en San Marcos

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¿Quién fue La Pantera?

LANOTA.–  El eco de los gritos “¡Se fue La Pantera!” retumbó en el Palenque de la Feria Nacional de San Marcos 2025, pero un súbito silencio cayó sobre el escenario. Grupo Firme, con Eduin Caz al frente, alzó las manos y negó la interpretación de su tema más coreado. No fue un fallo técnico: obedecían una nueva ley de Aguascalientes que prohíbe los narcocorridos en eventos públicos.

EL CORTO CIRCUITO DEL ESCENARIO

Cuando la multitud insistió —chilenas, aplausos y el grito unísono del título del corrido—, Eduin adoptó voz firme:

“Ustedes saben que las reglas son las reglas y hay que seguirlas. Yo sí quisiera, pero no se puede.”

Los primeros abucheos surgieron casi al instante. Entre silbidos y reclamos, el cantante repuso con enojo:

“Entonces, ¿valió verg el show, valieron verg las tres horas por la Pantera? ¿O qué? No se pasen de verg*.”**

La tensión creció, los focos se atenuaron y, tras unos segundos de incómodo mutismo, el grupo retomó su repertorio sin “Se fue La Pantera”. Mientras el público se debatía entre la frustración y la curiosidad, un murmullo corría como pólvora: ¿qué historia encierra ese corrido prohibido?

LA SOMBRA DE “LA PANTERA”

Jesús Esteban Espinoza Velázquez, alias “La Pantera”, nunca tuvo la oportunidad de cantar su propia versión de la fama. Nacido en 1979 en Culiacán y operador de Dámaso “El Licenciado” López, su vida transcurrió entre balaceras y alianzas oscuras en Baja California Sur. El 31 de julio de 2014 lo acribillaron en la carretera La Paz–Los Planes: cinco armas de fuego, más de cuarenta casquillos, tres cuerpos en la arena.

Su leyenda creció desde entonces: el hombre que viajaba con escoltas armados, que guardaba una pistola con cachas rosas —su distintiva “pantera”— y que, según el corrido, cayó protegiendo a su hija.

ENTRE LETRAS Y SUSURROS

Compuesto por Manuel Rodelo y popularizado por Grupo Firme, el corrido narra sin concesiones el ascenso y muerte de La Pantera bajo el nombre ficticio de “Rosario”. En sus versos late el dramatismo del antihéroe:

“A los doce empezó tirando barrio / De la escuela, la última vez, se brincó…”
“Rosario bajó tirando del Pathfinder / Para que no fueran a darle / A su niña aquellos cobardes.”

Cada estrofa evoca un pasado violento y una traición al silencio: la voz de La Pantera se alza ahora prohibida, como un fantasma que ronda las gradas.

Y así, en la penumbra del Palenque, la ley venció a la memoria musical. El corrido que relata la vida de un hombre esparcido entre casquillos y lealtades cayó víctima de las normas. Pero, ¿cuánto de esa historia quedó verdaderamente enterrada? Mientras el público aplaudía el siguiente tema, la sombra de “La Pantera” siguió danzando, oculta tras los muros del recinto y en los susurros de quienes conocen la historia que nadie se atreve a cantar.

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