Starlink, túneles y narcopoder: Aguaruto, el penal donde mandan los reos

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Internet satelital, un arsenal y un túnel en construcción en Aguaruto.

LANOTA.-   El miércoles 21 de mayo, poco después del mediodía, los muros del penal de Aguaruto, en Culiacán, retumbaron con las detonaciones de armas de fuego. No era una fuga ni una intervención externa: eran internos enfrentándose a balazos entre módulos, en plena luz del día. Lo que siguió dejó al descubierto la impunidad rampante y el poder real que ostentan los reos dentro de este centro penitenciario.

Pese al “saldo blanco” reportado oficialmente por la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, los testimonios desde el exterior pintan otra realidad: familias refugiadas, ráfagas prolongadas y helicópteros militares sobrevolando un centro supuestamente controlado por el Estado.

UN PENAL QUE ESCONDE TÚNELES Y CONEXIONES SATELITALES

El operativo interinstitucional desplegado tras la balacera —con fuerzas federales, estatales, Sedena, Marina, Guardia Nacional, FGR y FGE— no solo tuvo como objetivo contener la violencia, sino destapar lo que desde hace tiempo muchos denunciaban: Aguaruto no es una cárcel, es un centro de operaciones criminales con techos y barrotes.

Debajo de una cama, oculta por una losa de concreto, autoridades encontraron un túnel en construcción: cinco metros de profundidad, quince de largo. Aunque aún no salía al exterior, la escena evocaba a otros escapes célebres y evidenció el tiempo, recursos y libertad que tienen los reos para construir en las entrañas del penal.

Pero no fue lo único. Durante la inspección se hallaron:

  • 28 armas de fuego, entre ellas fusiles AK-47, rifles AR-15, una subametralladora P90, pistolas y granadas.
  • Explosivos artesanales, 91 cargadores, muchos de alta capacidad.
  • Drogas: cocaína y marihuana en dosis listas para distribución.
  • Un arsenal tecnológico: laptops, tabletas, radios, celulares, y una antena Starlink, capaz de brindar internet de alta velocidad sin necesidad de red terrestre.

El hallazgo de Starlink en manos de reclusos es una alerta en sí misma. Ya había sido detectado este sistema en operativos anteriores. Su presencia en el penal representa una amenaza de dimensiones internacionales: una cárcel con internet satelital puede convertirse en centro de mando del crimen organizado, sin depender de redes locales ni restricciones físicas.

UNA HISTORIA DE REPETICIONES

Este episodio no es un hecho aislado. Apenas el 6 de mayo, otra intervención en el mismo penal reveló medio millón de pesos en efectivo, armas blancas, drogas, alcohol y más de 80 teléfonos móviles. Meses antes, antenas, chips, radios y drogas sintéticas habían sido asegurados.

Todo apunta a que el penal opera con una lógica paralela al sistema de justicia, donde las inspecciones, por más frecuentes que sean, solo rascan la superficie de un entramado mucho más profundo.

Las autoridades estatales ya investigan al director del penal, Adrián Zapién Arenas, por omisiones o incluso complicidad. La vocera de la SSP, Verona Hernández, admitió que parte de los equipos hallados pudieron estar desde antes de su gestión. Pero eso no exonera el presente.

UN REFLEJO DE PODER QUE ESCAPA DE LAS CELDAS

Aguaruto es hoy el espejo de un sistema penitenciario rebasado, donde la impunidad cava túneles y monta redes de internet satelital. Un lugar donde los internos no solo portan armas de guerra, sino que las usan a plena luz del día, sin consecuencias inmediatas.

En lugar de contener al crimen organizado, el penal parece alimentar sus redes y fortalecer su operación, protegida por el silencio y la complicidad de un aparato de seguridad corroído.

El Estado puede intervenir con helicópteros y grupos tácticos. Pero mientras los verdaderos jefes sigan cavando desde adentro, Aguaruto seguirá siendo, más que un penal, un bastión del crimen dentro del Estado mexicano.Síguenos en @LaNotaDeMexico

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