LANOTA.– Eran las 2:35 de la tarde del martes cuando José Santos Lara Villarreal, policía municipal, encendió por última vez la radio de su patrulla. La unidad estaba detenida frente a La Alameda, en la calle Colón, como tantas otras veces. Pero esta vez, el silencio lo rompieron los disparos.
Dos sujetos en una motocicleta —fantasmas con rostros ocultos— abrieron fuego contra el vehículo y desaparecieron entre el tráfico. No hubo tiempo de reacción. No hubo detenidos. Solo el charco de sangre sobre el asfalto caliente y la pregunta que nadie responde: ¿Por qué a él?
Menos de 24 horas después, en Celaya, otro uniformado caía. Un elemento de la Guardia Nacional, apostado cerca del puente Capufe, recibió una ráfaga de balas cuando intentaba frenar a un convoy de vehículos blindados. Los atacantes —¿narco? ¿sicarios? ¿ajuste de cuentas?— no quisieron ser detenidos. Y como en Valle de Santiago, se esfumaron dejando atrás solo el olor a pólvora y otro cuerpo sin vida.
UN NUEVO PATRÓN DE TERROR
A diferencia de años anteriores, los grupos delictivos han cambiado su estrategia en Guanajuato: ya no solo atacan a policías municipales, sino que ahora tienen en la mira a corporaciones federales. La Guardia Nacional y el Ejército Mexicano se han convertido en blancos frecuentes.
Las cifras son escalofriantes:
- 22 elementos asesinados en lo que va de 2025.
- 6 ataques directos contra fuerzas federales en León, Salamanca, Villagrán, Apaseo el Alto, Yuriria y Celaya.
- 7 bajas federales en estos hechos.
El contraste es brutal: en todo 2024 no se registró ni un solo ataque contra federales en el estado. Hoy, los criminales actúan con una audacia sin precedentes, desafiando abiertamente al gobierno federal.
¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE ESTA OFENSIVA?
Los analistas señalan que este cambio de táctica podría responder a:
✔️ Una lucha por el control territorial entre cárteles.
✔️ Un mensaje de fuerza hacia las autoridades.
✔️ La desesperación por frenar operativos federales.
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