LANOTA.– Con un historial político marcado por constantes cambios de partido y sin experiencia comprobable en sistemas de transporte, Adrián Rubalcava Suárez fue nombrado este martes como nuevo director general del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, en una decisión que ha generado escepticismo entre expertos y usuarios.
La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, defendió el nombramiento bajo el argumento de que “toda persona merece una oportunidad”, pese a que Rubalcava —exalcalde priista de Cuajimalpa— no cuenta con formación especializada en movilidad, ingeniería o administración de sistemas ferroviarios. “Él decidió sumarse a nuestro movimiento, y hay que darle la oportunidad de demostrar su capacidad”, declaró.
UN CURRÍCULUM POLÍTICO, NO TÉCNICO
Rubalcava, quien ha militado en el PRI, PRD y PVEM antes de unirse a Morena, llega al Metro en un momento crítico: con líneas obsoletas, presupuesto ajustado y una creciente demanda de seguridad y eficiencia. Sin embargo, su trayectoria se reduce principalmente a cargos políticos y administrativos, sin relación con la operación de transporte masivo.
La jefa de Gobierno interina, Clara Brugada, justificó el nombramiento asegurando que Rubalcava tiene “amplia experiencia en administración pública”, aunque omitió detalles sobre su capacidad para resolver crisis técnicas, como fallas eléctricas o mantenimiento de vías.
ROMANCE POLÉMICO Y DUDAS DE CONFLICTO DE INTERÉS
El nuevo director también arrastra un escándalo personal: su relación con la polémica alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, quien enfrenta múltiples denuncias por abuso de autoridad. Aunque Rubalcava ha evitado comentar el tema, analistas cuestionan si su designación responde a conveniencias políticas más que a méritos profesionales.
REACCIONES DIVIDIDAS
Mientras Morena celebra la llegada de un “leal”, usuarios y especialistas exigen transparencia:
- “El Metro no es un botín político. Necesitamos a alguien que entienda de trenes, no de coyunturas partidistas”, criticó Eduardo Torres, experto en movilidad urbana.
- “Si hasta para manejar un taxi piden licencia, ¿por qué para dirigir el Metro no?”, ironizó en redes el usuario @MetroSincronizado.
Rubalcava prometió “trabajar con orden y resultados”, aunque su primer desafío será convencer a una ciudadanía hastiada de improvisaciones en el transporte más importante de la capital.
¿ERROR O CÁLCULO POLÍTICO? El tiempo dirá si la “oportunidad” que Sheinbaum le concedió se traduce en soluciones o en otro episodio de la crónica de un fracaso anunciado.
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