LANOTA.- “Lo vi con mis propios ojos. A ese muchacho le decían que estaba loco, que desde que lo tundió el Canelo ya no hablaba igual… pero le pegaba a la gente como si siguiera en el ring. Sólo que aquí no había árbitro ni campana”, narró uno de los testimonios contenidos en las intervenciones de la Fiscalía General de la República (FGR), como parte del expediente que hoy tiene en la mira a Julio César Chávez Junior.
El hijo del histórico campeón mundial de boxeo no sólo cargaba con el peso de un apellido. Según la FGR, también cargaba con los castigos del Cártel de Sinaloa. Su rol, de acuerdo con las autoridades mexicanas, era claro: ajustador de cuentas, golpeador de confianza de “El Nini”, jefe de seguridad de “Los Chapitos”.
GOLPES POR ORDEN NARCA
La acusación es contundente. En voz de la propia FGR, “su participación dentro de dicha organización es como vil esbirro y/o ajustador de cuentas del cártel”. Los castigos se ordenaban desde las cúpulas criminales y Chávez Jr. los ejecutaba sin miramientos.
Colgaba a los infractores como costales de boxeo, tal como lo hizo —según una conversación telefónica intervenida— con un subordinado que cometió el error de llevar a su novia a una casa de seguridad repleta de personas secuestradas y armas. “Lo colgaron y le hablaron al Julio… pa’ que le pegara una verguiza. Que lo usó como costal. Que lo dejó todo hinchado”, se escucha en una de las grabaciones analizadas por la FEMDO.
UN AJUSTADOR CON GUANTES FANTASMA
Los investigadores afirman que Chávez Jr. fue convocado precisamente por su resistencia física. Uno de los interlocutores narra: “Ese bato se aguantó 12 rounds con el Canelo, imagínese lo que le hace a uno que ni ha peleado… El Nini decía: ‘Si aguantan los golpes de ese bato, los dejo vivir; si no, se van a morir’”.
La relación no era circunstancial. En al menos dos ocasiones, testigos presenciales afirmaron haber visto a Chávez Jr. en reuniones privadas con “El Nini”, antes de que éste fuera detenido en noviembre de 2023 en Culiacán y extraditado a Estados Unidos seis meses después.
UNA INVESTIGACIÓN QUE CRUZÓ FRONTERAS
La historia comenzó con una denuncia internacional. El 21 de noviembre de 2019, un agregado del ICE y HSI de la Embajada de Estados Unidos en México denunció ante la FGR el tráfico de armas del Cártel de Sinaloa. A raíz de eso, la FEMDO inició una carpeta de investigación e intervino llamadas entre diciembre de 2021 y junio de 2022.
Las evidencias clave incluyen esas grabaciones y reportes migratorios del gobierno estadounidense, que muestran vínculos y movimientos sospechosos, además de una detención del boxeador por conducir en estado de ebriedad.
ENTRE LA INOCENCIA Y LA SOSPECHA
Pese a la gravedad de los señalamientos, la familia Chávez ha manifestado su total respaldo a Julio César Jr. y su confianza en que es inocente, alegando persecución mediática y falta de pruebas contundentes.
Mientras tanto, la FGR mantiene vigente la orden de aprehensión. Y el nombre de un campeón del ring sigue resonando, ahora, no por su récord, sino por su supuesta entrada a un juego sin reglas, donde los guantes no son de piel, sino de miedo.
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