LANOTA.- La Fiscalía General de la República (FGR) llevaba cinco años investigando al boxeador Julio César Chávez Jr. por delincuencia organizada, tráfico de armas y municiones. En marzo de 2023 obtuvo una orden de aprehensión. Pero no pasó nada. En México, la justicia se quedó esperando mientras el acusado vivía, entrenaba y subía fotos a Instagram… desde California.
Paradójicamente, fue el gobierno de Estados Unidos quien finalmente hizo algo con esa orden mexicana, al detener a Chávez Jr. el pasado 2 de julio en Studio City, por encontrarse ilegalmente en el país y por sus presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa. Fue el ICE, y no la FGR, quien hizo la cuenta de tres y lo bajó del ring.
UNA ORDEN OLVIDADA
La investigación contra el hijo del legendario campeón se inició en 2019. Cuatro años después, en 2023, un juez federal mexicano otorgó la orden de aprehensión. Pero el tiempo pasó, y pasó, y pasó. No hubo alertas migratorias, ni petición de colaboración internacional, ni difusión de ficha roja en Interpol. Aparentemente, bastaba con que estuviera “fuera del país” para que México bajara la guardia.
En cualquier otro caso, un sospechoso con orden vigente y acusado de delitos graves habría sido rastreado con diligencia. Pero tratándose de un personaje público con residencia en EE. UU., la estrategia fue simple: esperar sentado a que regresara por su cuenta.
EL DETONANTE: UNA DERROTA Y UNA DETENCIÓN
La caída de Chávez Jr. comenzó con una pelea perdida contra el youtuber Jake Paul el 28 de junio. Días después, agentes estadounidenses lo esposaron, no por su mal jab, sino por haber rebasado su estancia legal con visa de turista. Además, había solicitado la residencia permanente argumentando estar casado con una ciudadana estadounidense: Frida Muñoz, expareja de Édgar Guzmán López, hijo del Chapo. ¿Coincidencias? Tal vez.
Pero para el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., no fue una simple irregularidad migratoria. Lo consideraron una amenaza para la seguridad pública, y dijeron que su petición de residencia estaba plagada de falsedades. México, por su parte, apenas reaccionó… y con sorpresa.
LA AMNESIA SELECTIVA
Cuando los reporteros preguntaron por el caso, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió: “Yo personalmente no tenía conocimiento”. Agregó que se enteró por la prensa y que después preguntó a la FGR, quienes confirmaron que sí, sí había una orden. Desde 2023. Por delitos de alto impacto. Derivada de una investigación iniciada desde 2019.
El gobierno mexicano entonces prometió que sí, que ahora sí se dará información. Solo faltaría agregar: “Gracias a nuestros socios del norte por recordarnos que tenemos pendientes judiciales”.
UN CINTURÓN DE PAZ Y UNA CARPETA DE INVESTIGACIÓN
La ironía no acaba ahí. Apenas el 28 de marzo, Julio César Chávez padre estuvo en Palacio Nacional, participando con Sheinbaum en un evento contra las adicciones. En su intervención, agradeció a la presidenta por “subirse al ring” en la lucha contra las drogas. Le regaló un cinturón de paz y un guante dorado. Hablaron del fentanilo, de la juventud y del deporte.
Hoy, el hijo de ese mismo campeón está detenido por presuntamente formar parte de redes criminales vinculadas a armas y narcotráfico. Mientras el padre combate las adicciones con discursos oficiales, el hijo es acusado de alimentar el ciclo delictivo desde otro ring: el del crimen organizado.
EN ESPERA DE QUE MÉXICO SE ACUERDE DE CÓMO EXTRADITAR
Por ahora, Julio César Chávez Jr. está bajo custodia del ICE, en proceso de deportación acelerada a México, donde enfrentará los cargos ya establecidos. Si el gobierno mexicano decide ahora sí ejecutar lo que debió ejecutar desde hace meses —o años—, el caso avanzará.
Eso sí, habrá que ver si México acelera o se vuelve a sentar a esperar que las cosas ocurran solas, como hizo desde 2019.
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