“Noqueado por la ley”: La caída de Julio César Chávez Jr. en territorio estadounidense

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Julio César Chávez Jr.

LANOTA.-   El 2 de julio de 2025, Julio César Chávez Jr., hijo del legendario campeón del boxeo mexicano, no cayó en un cuadrilátero. Cayó en manos del ICE, los temidos agentes de migración de Estados Unidos, en un barrio tranquilo de Studio City, California. La escena fue sobria, sin reflectores ni escándalo público. Pero el golpe fue certero. Y legal.

El arresto, discreto pero contundente, marca uno de los capítulos más oscuros en la vida del exboxeador, quien alguna vez prometió continuar el legado de su padre. Esta vez no hubo guantes ni rounds: hubo documentos, investigaciones, y una sombra que lo persigue desde hace años… la del Cártel de Sinaloa.

DE VISITANTE A SOSPECHOSO

Chávez Jr. entró legalmente a Estados Unidos en agosto de 2023 con una visa B2, la misma que utilizan millones de turistas cada año. Tenía seis meses para disfrutar el país, pero algo cambió: su estadía se alargó sin permiso, mientras iniciaba discretamente un proceso de residencia permanente.

El argumento legal: su matrimonio con una ciudadana estadounidense. Lo que no declaró —al menos no públicamente— fue que esa misma ciudadana estaría relacionada con un hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, según fuentes cercanas a las investigaciones.

Así comenzó una cadena de sospechas, rastros y vínculos que para el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) tienen sentido criminal. Chávez Jr., afirman, está vinculado a una red que conecta con tráfico de armas, delincuencia organizada y el poderoso Cártel de Sinaloa, ahora clasificado por Washington como organización terrorista.

DE BOXEADOR A OBJETIVO DEPORTABLE

Mientras sus abogados trabajaban en los trámites migratorios, el Departamento de Justicia de EE.UU. seguía otra pista, una que lo conectaba con delitos federales. El clímax llegó con la activación de una orden de detención proveniente de México, y ese fue el gancho al hígado que definió la pelea: su detención fue inmediata.

Ahora, Julio César Chávez Jr. se encuentra bajo custodia del ICE y su destino más próximo apunta a una “remoción acelerada”: la deportación inmediata a México, donde ya lo esperan fiscales y expedientes abiertos.

No se le acusa aún formalmente de delitos en EE.UU., pero el ambiente legal es tan espeso como un humo en vestidor de pelea: todo depende de si se le imputan cargos allá o si se le entrega de lleno a la justicia mexicana.

¿CULPA PROPIA O ENTORNO TÓXICO?

Quienes conocen a Chávez Jr. saben que su carrera ha estado marcada por los excesos, el desequilibrio emocional y los tropiezos públicos. Pero esta vez, el escándalo no se trata de sustancias o entrevistas erráticas. Se trata de crimen organizado, armas, relaciones personales comprometidas y una estructura que lo rodea y lo hunde.

Lo que las autoridades ahora intentan descifrar es si Julio fue una pieza útil, un eslabón involuntario o un participante consciente en una red más amplia.

Las miradas se vuelven también hacia su esposa, cuya relación pasada con un miembro de la familia Guzmán —según DHS— podría haber contaminado la solicitud migratoria de residencia. En el rompecabezas de vínculos, su historia personal dejó demasiadas huellas en papel oficial.

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