De ‘atracción puntual’ a celda permanente: la caída del Legionario que se creyó intocable

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El legionario Antonio Cabrera.

LANOTA.- El Airbus A330 aterrizó en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México minutos antes de que el reloj marcara las 3:47 am. Entre los pasajeros que descendían con esa mezcla de sueño y prisa típica de los vuelos transatlánticos, un hombre de 58 años, vestido con ropa clerical discreta, caminaba con la seguridad de quien cree que su estatus lo protege. No sabía que agentes de la Policía de Investigación del Estado de México llevaban semanas esperando este momento.

https://lanota.mx/jesus-ernesto-hijo-de-amlo-y-el-nuevo-austericool-lujo-sin-culpa-ya-sin-palacio/Antonio María Cabrera Cabrera, sacerdote de los Legionarios de Cristo, apenas tuvo tiempo de pasar por migración. Las autoridades ya tenían su fotografía, sus antecedentes y la orden de aprehensión girada por un juez de Tlalnepantla. Cuando las esposas se cerraron alrededor de sus muñecas, el silencio fue su única respuesta. No hubo resistencia, sólo ese vacío de palabras que caracteriza a quienes han operado durante años bajo un manto de impunidad.

AÑOS DE ABUSO: EL CONSUELO SE CONVIRTIÓ EN PESADILLA

La historia criminal de Cabrera se remonta a 1999, cuando el ya difunto Marcial Maciel —fundador de los Legionarios de Cristo y notorio pederasta— lo asignó como “acompañante espiritual” de una acaudalada familia mexiquense que acababa de perder a su patriarca.

En la mansión de Lomas de Tecamachalco, el sacerdote se hizo omnipresente: dirigía rosarios, bendecía mesas, celebraba misas privadas. Los domingos compartía el brunch; en Navidades, repartía regalos. La familia, vulnerable por el duelo, le abrió no sólo su casa sino su intimidad. Nadie sospechaba que tras esa fachada de hombre piadoso se escondía un depredador que aprovechaba noches de veladoras y reuniones familiares para abusar de P.Z.D.F., entonces un niño de 9 años.

EL SILENCIO ROTO: UNA CONFESIÓN EN MADRID

El niño calló durante años. Como callan casi todas las víctimas, especialmente cuando el agresor es una figura de autoridad revestida de sacralidad. El primer grito de auxilio llegó en una consulta psiquiátrica en España, donde la familia se había exiliado en 2006 huyendo de la inseguridad en México.

—¿Por qué nunca lo dijiste? —preguntó el terapeuta.
—Porque él me repetía que era “nuestro secreto delante de Dios” —respondió el adolescente, según consta en el expediente médico al que tuvo acceso EMEEQUIS.

Fue entonces cuando los padres entendieron las pesadillas recurrentes, los ataques de ansiedad, el miedo patológico a los espacios cerrados.

DE “ATRACCIÓN PUNTUAL” A ENCUBRIMIENTO INSTITUCIONAL

En 2017, la madre viajó a Roma exigiendo justicia. Lo que recibió fue un manual de encubrimiento clerical:

—”Debe haber sido una atracción puntual” —le dijo el padre Florián Rodero, superior legionario, durante una reunión en la Curia Generalicia.
—”¿Atracción? ¡Fue violación reiterada!” —gritó ella, según testigos presentes.

Para los Legionarios, el caso era un “malentendido”. Para la familia, una prueba más de que la orden seguía los pasos de Maciel: proteger a los suyos a toda costa. Incluso cuando en 2022 la Oficina de Ambientes Seguros de la congregación prometió investigar, el resultado fue el despido de los abogados internos que osaron cuestionar a Cabrera.

EL LARGO CAMINO A LA JUSTICIA PENAL

El 16 de enero de 2025, tras agotar todas las vías eclesiásticas, P.Z.D.F. —ahora un hombre de 35 años— presentó su denuncia formal ante la Fiscalía mexiquense. Las pruebas eran contundentes: registros médicos, testimonios psicológicos y hasta agendas donde Cabrera anotaba sus visitas a la casa con códigos que los peritos descifraron como fechas de abusos.

En mayo, el juez José Luis Martínez emitió la orden de captura. Cuando Interpol detectó que Cabrera volaría desde Roma, las piezas del ajedrez judicial por fin se movieron.

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