LANOTA.- Al parecer, los tiempos de la “honrosa medianía” han evolucionado. El hijo menor del expresidente Andrés Manuel López Obrador, Jesús Ernesto López Gutiérrez, ha sido captado en diversas imágenes recientes luciendo lo que podríamos llamar una reinterpretación contemporánea del “vivir con lo necesario”: tenis Balenciaga de más de 24 mil pesos, una pulsera Louis Vuitton de 7 mil 750, y una discreta carterita Gucci de 10 mil 420. Nada mal para la nueva generación del humanismo mexicano.
En una de las imágenes más comentadas, el joven aparece abrazando a una joven con la que, según se dice, mantiene una relación sentimental. Pero lo que realmente atrapó la atención del ojo público no fue el gesto romántico, sino la brillante pulsera Loop It de la casa francesa Louis Vuitton. Porque si vas a amar, hazlo con estilo.
¿AUSTERIDAD? ¿CON QUÉ SE COME ESO?
El expresidente AMLO insistió durante todo su sexenio en la necesidad de vivir sin lujos, sin frivolidades, casi como monje franciscano. “Solo lo necesario”, decía. Pero al parecer, la interpretación juvenil de “lo necesario” incluye accesorios de diseñador y calzado que supera el salario mensual de millones de mexicanos.
Porque ¿quién necesita becas cuando puedes tener unos Balenciaga Triple S en color negro, con suela de tres capas y trabilla en la lengüeta? El precio base es de 895 euros (casi 20 mil pesos mexicanos), pero en el exclusivo sitio Farfetch los puedes conseguir por 24 mil 600 pesos, ideal para una caminata reflexiva por La Condesa.
“LA CASA DE TOÑO”, PERO CON GUCCI
En otra ocasión, Jesús Ernesto fue visto saliendo de La Casa de Toño con una Gucci Coin GG Supreme Kingsnake, una cartera de colaboración que, aunque ya no está en catálogo oficial, sigue disponible en mercados de reventa por poco más de 10 mil pesos. Porque nada dice “pueblo” como una flauta con crema y un accesorio de serpiente italiana.
Las redes sociales no perdonaron. Mientras unos aplauden el buen gusto del joven, otros cuestionan el contraste entre el discurso de austeridad republicana y la estética del catálogo de lujo europeo. Pero, al final, tal vez Jesús Ernesto simplemente está cumpliendo el sueño mexicano: vivir como fifí, pero sin culpa, porque papá ya transformó al país.
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