LANOTA.- La crisis de liquidez que arrastra Petróleos Mexicanos (Pemex) no es sólo un problema financiero interno: es una bomba de tiempo que amenaza con pulverizar a miles de micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) proveedoras que hoy enfrentan el peor de los escenarios.
La falta de pago por parte de la empresa productiva del Estado no sólo compromete su operación, sino que arrastra consigo empleos, proyectos, patrimonios y hasta comunidades enteras que giran en torno al ecosistema energético nacional.
Según denunció este jueves la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), el adeudo de Pemex con proveedores alcanza los 404 mil millones de pesos, y aunque se ha reportado una reducción del 20% en comparación con trimestres anteriores, el panorama sigue siendo alarmante.
De los más de 147 mil millones de pesos que se han pagado en 2025, el resto continúa sin solventarse, dejando en la incertidumbre a miles de empresarios que ya enfrentan problemas fiscales, laborales e incluso emocionales.
UNA EMPRESA “PRODUCTIVA” QUE ASFIXIA A SUS ALIADOS
Aunque el gobierno federal ha reiterado su compromiso con sanear las finanzas de Pemex, los pasivos heredados y los contratos opacos del pasado siguen generando consecuencias. La deuda financiera total de la empresa rebasa los 2 billones de pesos, cifra que creció 3.8% en 2024. La producción de crudo cayó 11.3%, y los ingresos por ventas y servicios también se redujeron. La narrativa oficial choca con los números.
El problema no es nuevo, pero se ha agravado. En zonas clave como Ciudad del Carmen, Reynosa, Tabasco y Veracruz, cientos de empresas locales viven al borde del colapso. Muchas han reducido personal, otras cerraron operaciones, y no faltan casos donde los empresarios han perdido su patrimonio personal.
IMPUNIDAD Y CORRUPCIÓN: EL OTRO ROSTRO DE LOS IMPAGOS
COPARMEX también alertó sobre posibles actos de corrupción y presiones indebidas al interior de Pemex para liberar pagos. Algunas empresas han reportado que, para obtener lo que legalmente les corresponde, deben enfrentar procesos burocráticos que derivan en favores o dádivas. Esta práctica, además de ilegal, representa una traición a los principios de transparencia que el actual gobierno presume.
“Cada factura no pagada es una familia en riesgo. Cada mes sin respuesta es una empresa más que cierra”, advierte el organismo empresarial.
La organización exige al gobierno federal un calendario claro, público y verificable de pagos a proveedores, además de la publicación del estado actualizado de los adeudos.
UN LLAMADO QUE NO PUEDE IGNORARSE
La COPARMEX no se anduvo con rodeos: “México necesita una empresa petrolera fuerte, pero no a costa de devastar el tejido empresarial nacional”. Si Pemex quiere mantenerse como pilar estratégico, debe respetar a quienes la han sostenido por décadas con logística, transporte, ingeniería y servicios especializados.
La viabilidad de Pemex está atada al ecosistema que la respalda. Mientras no se salden los adeudos, ninguna promesa de reforma energética o soberanía nacional será creíble. La crisis no es técnica: es moral, social y política.
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