LANOTA.-La madrugada en Aldama, Chihuahua, se quebró con el eco metálico de ráfagas de fuego. En medio de la oscuridad y el silencio roto, una persecución terminó con el arresto de cuatro personas, presuntamente ligadas al grupo criminal Los Cabrera, una célula del Cártel de Sinaloa que, desde hace años, teje su red de violencia entre Chihuahua y Durango.
Fue la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) quien confirmó los arrestos el 10 de abril, aunque todo ocurrió un día antes, en un punto no especificado del municipio. No fue una detención sencilla. Según los reportes, todo comenzó cuando los sujetos detectaron la presencia de agentes y, sin mediar palabra, abrieron fuego. Lo que siguió fue una persecución en terreno hostil. Nadie resultó herido, pero el aire quedó marcado con el olor de la pólvora y la tensión de lo no dicho.
Lo que sí quedó claro fueron los hallazgos: siete armas largas, un fusil Barret, cargadores, cartuchos, chalecos tácticos y dos vehículos “monstruo”, esas máquinas de guerra improvisadas que ya son una constante en los enfrentamientos del norte.
Las imágenes circularon rápido en redes sociales: las siluetas imponentes de los autos blindados artesanalmente, los cargadores desparramados sobre la tierra, y los rostros cubiertos de quienes ahora están bajo custodia.
Los nombres surgieron después, como piezas de un rompecabezas mayor: Alexis G. C., Lizbeth Q. C., Juan José R. R. y Alexis E. V. Uno de ellos —no se ha revelado cuál— es requerido por las autoridades estadounidenses por delitos de narcotráfico y tortura.

¿QUIÉNES SON LOS CABRERA?
Los informes apuntan a que esta célula responde a la estructura del Cártel de Sinaloa, particularmente a la facción que alguna vez fue comandada por Ismael “El Mayo” Zambada. Aunque Zambada fue detenido en Estados Unidos, se dice que el control del grupo quedó en manos de su hijo, Ismael Zambada Sicairos, alias Mayito Flaco.
Y mientras las autoridades mexicanas aseguran haber golpeado a una estructura peligrosa, los reportes del medio Los Noticieristas añaden un ingrediente más: los detenidos podrían estar directamente implicados en la pugna sangrienta que enfrenta a Los Cabrera con La Línea, otro grupo criminal con raíces profundas en el estado.
LA RED SE EXTIENDE
No es la primera vez que Los Cabrera aparecen en la narrativa de sangre del norte del país. El 24 de marzo pasado, la FGR informó sobre la vinculación a proceso de Leonel “S”, alias El Sobrino, otro supuesto integrante del grupo, quien era buscado por autoridades de Chihuahua y Texas desde agosto de 2024. Un dato que sugiere que esta célula no solo tiene ramificaciones locales, sino también internacionales.
Las detenciones en Aldama, más que un punto final, podrían ser apenas el prólogo de un nuevo capítulo en una guerra que no da tregua. Una guerra donde los silencios pesan tanto como los disparos, y donde cada arresto levanta más preguntas que respuestas.
En las calles de Chihuahua, la calma volvió, al menos por ahora. Pero en los pasillos del poder, en las mesas de inteligencia, el nombre Los Cabrera sigue resonando… como un eco que no se apaga.
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