LANOTA.– La mañanera de este martes en Palacio Nacional tuvo un momento tenso. La presidenta Claudia Sheinbaum se mostró visiblemente molesta cuando un periodista la cuestionó sobre la muerte de dos marinos en circunstancias distintas: un suicidio en Altamira y un aparente accidente durante una práctica de tiro en Puerto Peñasco.
“Ya no te voy a contestar”, dijo la mandataria, con el rostro desencajado, tras la insistencia sobre si ambos hechos podrían ser coincidencia. No obstante, aceptó reconocer lo que hasta ayer había negado: el suicidio del Capitán Abraham Jeremías Pérez Ramírez, titular de la Unidad de Protección Portuaria de Altamira, presuntamente ligado a sobornos del huachicol fiscal.
INDICIOS QUE ANTECEDEN AL SUICIDIO
Antes de perder la compostura, Sheinbaum había intentado contextualizar los hechos: “Me parece, con todo respeto, que la manera en que lo preguntas no me parece correcta, ni para la víctima ni por lo que ocurrió. Hasta ahora parece que fue un accidente, pero hay que hacer una investigación. Entonces, por respeto a la víctima y a la situación, ya informará el Gabinete de Seguridad”.
Al insistir sobre los dos casos, agregó: “Un suicidio tan lamentable que ayer mencionó el fiscal, que ni siquiera estaba vinculado con las investigaciones, salió en un medio y esta persona decide quitarse la vida. Obviamente tiene que hacerse la investigación”.
Aunque este martes el fiscal general Alejandro Gertz Manero aseguró que Pérez Ramírez no estaba involucrado en la red de huachicol fiscal, otros datos y testimonios documentan lo contrario. Según Milenio y registros de la FGR, el capitán estaba señalado por recibir 100 mil pesos por permitir la descarga de un “huachi-buque” en Tampico en abril de 2024, como parte de la red liderada por los hermanos Farías Laguna.
El ex director de la aduana de Tampico describió la distribución de sobornos por cada buque: Pérez Ramírez habría recibido 100 mil pesos, junto con otros mandos de la Marina y personal aduanal, en operaciones que sumaban 1.75 millones de pesos por embarcación.
EL PATRÓN QUE DESPIERTA SOSPECHAS
El suicidio del Capitán Pérez Ramírez se suma a una serie de muertes que han encendido las alertas en la Marina. Apenas unos días después, la Secretaría de Marina confirmó la muerte del Capitán de Navío Adrián Omar del Ángel Zúñiga, durante un ejercicio de tiro en Puerto Peñasco, Sonora. Zúñiga había estado adscrito a la Aduana de Manzanillo, un punto crítico en el trasiego de precursores químicos, drogas y huachicol.
No es la primera vez que surgen muertes bajo circunstancias cuestionables. En mayo de 2023, Sergio Emmanuel Martínez Covarrubias, subadministrador de Operación Aduanera en Manzanillo, fue ejecutado a las pocas semanas de asumir su cargo, tras un relevo que sustituyó a mandos navales por civiles.
ENTRE ACCIDENTES Y SOSPECHAS
El fallecimiento de Zúñiga, aunque reportado oficialmente como accidente, ocurre en un contexto marcado por sobornos, denuncias y homicidios que han caracterizado a aduanas y puertos estratégicos en los últimos años. Cada caso deja un rastro de preguntas sin respuesta y aumenta la sensación de un patrón inquietante en la Marina.
MISTERIO Y SOSPECHAS EN LA MARINA
Desde Manzanillo hasta Puerto Peñasco, los suicidios, asesinatos y accidentes de funcionarios y mandos navales plantean un escenario de incertidumbre y tensión. Sheinbaum, al reconocer la gravedad del suicidio de Pérez Ramírez, se retiró de la conversación con los medios, dejando flotando una incómoda pregunta: ¿fueron coincidencias o alguien mueve los hilos detrás del telón?
El contraste entre la versión oficial de Gertz Manero y los datos recabados por investigaciones periodísticas y testimonios refuerza la sospecha de que detrás de la tragedia de Altamira hay más que un simple suicidio.
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