LANOTA. En una contundente entrevista con el periodista León Krauze, el ex presidente Ernesto Zedillo acusó al movimiento encabezado por Morena de haber convertido la Cuarta Transformación (4T) en una “tiranía” —no mediante un golpe violento, sino a través de reformas constitucionales que desmantelan el régimen democrático que Morena instauró en México.
Zedillo sostuvo que, desde el sexenio anterior, Morena emprendió un proceso sistemático para erosionar las instituciones y concentrar el poder. “Lo que Morena y sus aliados han promovido no es una transformación democrática, sino un ‘golpe de Estado’ encubierto” al modificar la Carta Magna para legitimar medidas que restringen libertades civiles y refuerzan el control político de un solo partido.
Para el ex mandatario, las reformas que impulsa la 4T apuntalan:
- Un modelo político hegemónico: con reglas electorales y judiciales que Morena diseñó para perpetuarse en el poder.
- Militarización de la seguridad pública: al desplazar a las fuerzas civiles y normalizar el uso de los militares en tareas de gobernanza.
- Restricciones a la prensa: mediante la regulación de contenidos y la designación de funcionarios afines.
- Endurecimiento de medidas de control: como la ampliación de la prisión preventiva, que vulnera el principio de presunción de inocencia.
LA OBLIGACIÓN DE UN PRESIDENTE NO ES SER POPULAR: ZEDILLO
“Ellos piensan que eso es lo mejor para el país, pero en realidad socava la democracia”, sentenció Zedillo, quien recordó que la función esencial de un presidente “no es ser popular, sino servir a la nación, democráticamente”.
El ex jefe del Ejecutivo enmarca su arremetida en una serie de críticas a la judicialización mexicana, tema que ha generado profundo malestar en el entorno de la 4T. Zedillo incluso puso en duda la legitimidad de la Suprema Corte actual al señalar que él propuso a sus ministros de forma discrecional durante su sexenio.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum desestimó las acusaciones, reprochó al priista por su legado de políticas neoliberales y defendió que las reformas buscan consolidar un “proyecto de justicia social”.
Sin embargo, la discusión trasciende los reproches personales y apunta al futuro del sistema político mexicano: ¿convertirá la Constitución en un escudo para la democracia o en la herramienta que perpetúe un poder autoritario?
Síguenos en @LaNotaDeMexico
