LANOTA.– México se mantiene en la tercera posición de entre 193 países en el Índice de Crimen Organizado del Banco Mundial, solo superado por Myanmar y Colombia. El informe “Crimen Organizado y Violencia en América Latina y el Caribe” revela que nuestro país participa en 13 de los 15 mercados ilícitos catalogados, una participación que lo coloca a la cabeza de la región, por encima de Brasil y Colombia, que registran ocho mercados cada uno.
METODOLOGÍA: CRIMINALIDAD Y RESILIENCIA
La herramienta analítica de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GITOC) mide dos dimensiones:
- Criminalidad, que pondera el alcance, la escala y el impacto de quince mercados ilícitos (drogas, trata de personas, contrabando, corrupción, entre otros) y la estructura de cinco tipos de organizaciones.
- Resiliencia, enfocada en la preparación institucional: leyes, capacidad investigativa, cooperación internacional y mecanismos de prevención.
RAZONES DEL LIDERAZGO EN MERCADOS ILÍCITOS
Los cárteles mexicanos dominan rutas de drogas, armas, dinero falso y contrabando de mercancías, aprovechando su frontera compartida con Estados Unidos. Adicionalmente, incursionan en extorsión, secuestro, trata de personas, robo de combustible y ciberdelitos. Esta diversificación y control de cadenas logísticas les otorga un peso desproporcionado en el cómputo regional.
CUATRO PILARES DEL CRIMEN ORGANIZADO
El Banco Mundial identifica cuatro características que definen la actividad criminal en América Latina:
- Control territorial: los grupos imponen su autoridad desde un par de manzanas en zonas urbanas hasta vastas regiones rurales.
- Gobernanza criminal: asumen funciones estatales, como proveer “justicia rápida” y seguridad, ante la ineficacia o ausencia gubernamental.
- Extorsión sistemática: el cobro de “impuestos” ilegales a negocios, transportistas y comunidades es moneda corriente.
- Captura del Estado: logran infiltrar y corromper estructuras políticas y cuerpos de seguridad, minimizando el riesgo de persecución.
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FACTORES QUE IMPULSAN SU EXPANSIÓN
Entre los detonantes recientes de este auge destacan:
- Reconfiguración tras operativos: las agresivas estrategias antidrogas y las incautaciones en Colombia (2006–2009) replegaron a organizaciones hacia México, ampliando rutas y alianzas.
- Pandemia de COVID-19: el confinamiento y la crisis económica ofrecieron a los cárteles oportunidades de legitimidad social, al repartir víveres y servicios en zonas marginadas, lo que erosionó aún más el monopolio estatal.
IMPACTO SOBRE LA POBLACIÓN
México registra la tasa más alta de victimización por crimen organizado en la región, seguido por Venezuela y Argentina. El fenómeno se traduce en miles de homicidios, extorsiones, desapariciones forzadas y desplazamientos internos, profundizando la desconfianza en instituciones y generando zonas de “estado paralelo” donde manda la ley del más violento.
RETOS PARA LA COOPERACIÓN REGIONAL
El informe subraya la urgencia de fortalecer redes de intercambio de inteligencia, armonizar marcos legales y capacitar a las autoridades nacionales y subnacionales. Solo a través de una estrategia integral –que combine acción policial, reformas judiciales, desarrollo social y combate a la corrupción– podrá la región minar la capacidad operativa de estas organizaciones y restituir el monopolio legítimo de la violencia.
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