Del ring al crimen: armas ilegales pusieron a Julio César Chávez Jr. en la mira

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Julio César Chávez Jr. también vinculado al tráfico de armas.

LANOTA.-  Todo comenzó con una detención migratoria. O al menos, eso parecía. Era el 2 de julio de 2025, cuando agentes estadounidenses arrestaron al excampeón mundial Julio César Chávez Jr. en California. Pero lo que parecía un trámite más para un deportista envuelto en escándalos, resultó ser la punta del iceberg de una investigación que lo vincula con la delincuencia organizada y tráfico de armas.

La Fiscalía General de la República (FGR) ya tenía lista una orden de aprehensión desde 2023, y solo esperaba su repatriación para cumplimentarla. En los archivos del caso aparece algo más que su nombre: hay conexiones, propiedades, videos e incluso testimonios que lo colocan como un eslabón entre el mundo del espectáculo y la maquinaria violenta del Cártel de Sinaloa.

UNA RED BAJO SOSPECHA

Según documentos consultados por el periodista Gustavo Castillo García, la historia comienza en 2018, con un personaje clave: Martín León Romero, el presunto operador de una red de tráfico de armas con sede en Sinaloa, que transformaba fusiles y lanzagranadas en talleres clandestinos para abastecer a las células de Iván Archivaldo y Ovidio Guzmán López, hijos de “El Chapo” Guzmán.

Las piezas llegaban desde Tucson, Arizona, ocultas en paquetes enviados por ciudadanos estadounidenses reclutados como cómplices. Una vez en Nogales, Sonora, eran verificadas, modificadas y enviadas por tierra a Culiacán, el corazón del cartel. Lo que parecía un mecanismo rudimentario era, en realidad, una industria criminal altamente especializada, con rutas, logística y estructura.

DEL RING A LOS TALLERES CLANDESTINOS

Pero, ¿cómo llegó el hijo del campeón a este entramado? Según las investigaciones, no fue solo por afinidad geográfica. Su matrimonio con Frida Muñoz Román, quien fue pareja de Édgar Guzmán —el hijo asesinado de “El Chapo”—, es uno de los vínculos más inquietantes. Pero no el único.

En redes sociales, Markitos Toys, influencer ligado a figuras del narco, subió un video donde Chávez Jr. aparece junto a un Lamborghini que habría pertenecido a “El Nini”, exjefe de seguridad de Los Chapitos. El vehículo, según las autoridades, estaba estacionado en una propiedad ligada al mismo capo. La escena, casual para las plataformas, fue clave para la FGR.

EL AJUSTADOR DE CUENTAS

Lo más perturbador del expediente es la función que habría tenido el boxeador dentro del cártel. Informes internos señalan que Chávez Jr. era convocado por “El Nini” para golpear a integrantes desobedientes del grupo. La violencia no era simbólica: lo utilizaban como un “castigo ejemplar”, un esbirro entrenado para disciplinar a golpes, bajo la lógica del terror interno.

Algunos testimonios hablan incluso de llamadas directas: “Dale como si fuera costal”, le ordenaban. En la jerarquía del crimen, no todos empuñan armas: algunos golpean con puños profesionales.

UN ÍDOLO BAJO LA LUPA

Mientras espera su extradición, Julio César Chávez Jr. carga ahora con un apellido pesado por partida doble: el de su padre, la leyenda invicta del boxeo mexicano, y el que le asigna la justicia mexicana como parte de una organización criminal.

Los reflectores que antes lo siguieron por sus triunfos ahora apuntan a un destino incierto. En el silencio de una celda migratoria en Estados Unidos, el excampeón parece haber pasado de héroe a sospechoso, de promesa caída a pieza clave de una red donde los puños, la sangre y las armas se mezclan.

La leyenda que lo antecede no lo protege del peso de las pruebas. Y en México, ya lo espera la justicia… o los fantasmas de un pasado que nunca dejó el ring.

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