LANOTA.– En un grisáceo amanecer de la Ciudad de México, Luis Alberto “N”, conocido en los círculos clandestinos como “Pupusita”, fue capturado por fuerzas federales. Su rostro, poco conocido fuera de ciertos pasillos del crimen organizado, encierra una historia que se extiende desde las selvas de Centroamérica hasta las rutas ocultas de la droga en Norteamérica.
UN NOMBRE QUE SURGE ENTRE SOMBRAS
Detrás de ese alias se oculta un ciudadano guatemalteco que llevaba años operando como pieza clave en una red criminal que se mueve entre continentes. No era cualquier ficha; su función era la de operador financiero y logístico, un eslabón esencial en la cadena que transporta cocaína desde América del Sur, atravesando Centroamérica, hasta Estados Unidos.
Su captura no fue producto del azar. Tras meses de inteligencia coordinada entre la Secretaría de Marina, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y el Instituto Nacional de Migración, con apoyo de la Guardia Nacional, la Fiscalía General y la Secretaría de la Defensa Nacional, la red se resquebrajó en un golpe quirúrgico que dejó sin respiro a “Pupusita”.
LA CONEXIÓN CON EL CÁRTEL DE SINALOA
Pero la historia no termina en Guatemala o la CDMX. Las investigaciones revelan que esta organización criminal no operaba en solitario. Los vínculos con el temido Cártel de Sinaloa son claros y preocupantes: desde el acopio y almacenamiento, hasta la distribución en puntos estratégicos del continente, “Pupusita” y sus socios tejían una red que alcanzaba hasta las entrañas del narcotráfico mexicano.
Este golpe se suma a otros recientes: la detención de José Ricardo “N”, presunto hermano de “El Chino Ántrax”, en Jalisco, acusado de extorsión agravada vinculada con grupos criminales. Mientras tanto, en Culiacán, antiguos líderes del brazo armado de Sinaloa, Los Ántrax, han caído, dejando un vacío que podría generar nuevos movimientos en el tablero del crimen organizado.
ENTRE EL SILENCIO Y EL DESTINO
La detención de “Pupusita” se realizó sin violencia aparente, casi como una sombra que se desliza para capturar una pieza clave sin desatar un conflicto abierto. Fue trasladado a una estación migratoria, donde espera su destino: un proceso de extradición hacia Estados Unidos, donde su probable condena y las preguntas sin respuesta acechan en la oscuridad.
En las próximas horas, se espera que las autoridades revelen más detalles sobre su situación jurídica y su rol exacto dentro del entramado criminal. Mientras tanto, la telaraña del narcotráfico parece tensionarse, y con cada captura, nuevas preguntas emergen sobre quién mueve realmente los hilos y qué secretos quedan aún bajo la superficie
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