Liverpool se viste de gala… con los monederos opacos de la CFE

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CFE gasta millones en vestir a sus empleados en Liverpool.

CFE gasta millones en vestir a sus empleados en Liverpool.

LANOTA.- La Comisión Federal de Electricidad (CFE), dirigida actualmente por Emilia Esther Calleja Alor, enfrenta una nueva tormenta de críticas luego de que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectara anomalías millonarias en la entrega y administración de monederos electrónicos como parte de las prestaciones laborales a trabajadores sindicalizados.

La ASF reveló que hay más de 69.2 millones de pesos pendientes de aclaración, correspondientes a tarjetas canjeables en tiendas Liverpool, utilizadas supuestamente para la compra de uniformes y calzado. Pero lo que en el papel luce como un beneficio laboral legítimo, en la práctica se ha convertido en un hoyo negro de opacidad, discrecionalidad y potencial corrupción.

MONEDEROS FANTASMA

En su auditoría, la ASF revisó una muestra del 90.5 % del total de monederos entregados —más de 33 mil tarjetas— y encontró que la CFE carece de políticas claras de asignación, no cuenta con evidencia documental de su entrega efectiva, no tiene mecanismos para recuperar fondos no usados, y opera sin registros confiables sobre su uso.

Peor aún: los monederos no cuentan con medidas de seguridad básicas, como chip electrónico, ni con una plataforma digital para rastrear movimientos, bloquear tarjetas o verificar saldos. En otras palabras, la CFE entregó dinero público a ciegas, sin control ni supervisión.

UNA HISTORIA QUE SE REPITE

Esta no es la primera vez que la empresa productiva del Estado se ve envuelta en escándalos relacionados con monederos electrónicos. Durante la gestión de Manuel Bartlett Díaz, de 2019 a 2024, la CFE otorgó 93 contratos por más de mil 70 millones de pesos para la compra de monederos canjeables en la misma tienda departamental. Hoy, esa herencia sigue activa y bajo sospecha.

A pesar del cambio de dirección en octubre de 2024, las prácticas opacas no se frenaron, lo que demuestra que la corrupción no siempre se combate con discursos, sino con acciones, y en la CFE ni una ni otra se han hecho presentes.

LOS FOCOS ROJOS SE ENCIENDEN

Ante la gravedad de los señalamientos, la ASF solicitó a la CFE que aclare el destino del dinero, o en su defecto, lo resarza. También recomendó establecer protocolos internos más rigurosos, auditorías periódicas y sistemas digitales de control, recomendaciones que parecen obvias, pero que la CFE simplemente ha ignorado por años.

El escándalo ha escalado al punto que organizaciones como el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) ya solicitaron la intervención de la Secretaría de Hacienda, el SAT, la CNBV, la CONDUSEF y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) para que el caso sea investigado “hasta las últimas consecuencias”.

¿DÓNDE ESTÁ LA CUARTA TRANSFORMACIÓN?

En un sexenio que presume “austeridad republicana” y combate frontal a la corrupción, la CFE se ha convertido en un claro ejemplo de cómo persisten los vicios del pasado bajo nuevas formas y rostros. Con contratos millonarios a discreción, falta de controles y una administración que se desentiende del problema, ¿realmente hay transformación en las empresas del Estado?

La directora Emilia Calleja no ha dado explicaciones públicas. Tampoco lo ha hecho Bartlett, quien sigue siendo la figura detrás de la operación política de la CFE. La impunidad, como el voltaje de la paraestatal, sigue corriendo sin regulación.

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